19/11/2020 - Rocío Guichón es Lic. en Antropología, orientación Arqueología y actualmente se desempeña como Becaria doctoral del CONICET. Su formación de grado y, actualmente, de postgrado, como así también su espacio de trabajo es en la Facultad de Ciencias Sociales.

rointPor su beca doctoral de CONICET se desempeña en la unidad ejecutora INCUAPA (Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Pampeano) y el INAPL (Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano) en Capital Federal. Su trabajo consiste en investigar aspectos de la infancia, niñez y adolescencia de sociedades cazadoras-recolectoras del pasado a partir del análisis de la preservación de sus restos óseos. “Dentro de la arqueología esta línea de investigación se denomina bioarqueología. Para realizar esto comparo dos tipos de sociedades cazadoras-recolectoras de la región Patagónica que presentan ambientes distintos, uno costero y otro más cercano a la cordillera” cuenta.

El proceso de elección de la carrera

“Desde chica tuve una gran cercanía a la arqueología ya que mi papá es arqueólogo. Sin embargo, cuando ingrese en la facultad me anote en Antropología Social y durante el segundo año, donde aparecieron primeras materias estrictamente arqueológicas, decidí cambiar de carrera porque me intereso mucho más la arqueología” comenta.

En su caso, la elección de la FACSO estuvo atravesada por varios aspectos: por un lado, su hermano ya estudiaba en la facultad y esto implicaba menos gastos para su familia, pero, por otro lado, conocía el buen nivel académico que la carrera tenía en el país. “Estos dos aspectos me generaron seguridad de que era una buena decisión estudiar en esta casa de estudios”, afirma.

Su recorrido académico inició en 2008 “y estuvo lleno de posibilidades para insertarme en el sistema de investigación. Desde muy temprano tuve la posibilidad de acceder a trabajos de campo en diferentes lugares del país, así como también a congresos nacionales e internacionales”, recuerda. Además, afirma que haber tenido docentes que no vivían en Olavarría, sino que venían a dar clase, le brindó la posibilidad de conocer diferentes equipos de investigación e incluso insertarse en un equipo de Capital Federal, en el que actualmente sigo trabajando. “De esta manera, la formación que tuve en la FACSO fue muy beneficiosa para conocer diferentes aspectos de la arqueología y poder elegir qué investigar” indicó.

Complementar su formación de grado

El hecho de contar con el Doctorado en Arqueología en la propia unidad académica permite que los profesionales de la arqueología graduados/as en la FACSO puedan continuar y complementar su formación de grado con el postgrado.

“Mi formación de posgrado es completaría a la de grado ya que continúo con el mismo tema de investigación. Realizar el doctorado en el mismo lugar de trabajo me permite, por un lado, tener economía que me sustente y, por otro lado, tener acceso a diferentes docentes e investigadores/as conocidos y a través de ellos/as profundizar otros contactos” afirma.

Una profesión dinámica

A modo de cierre Rocío destaca que “lo que más me gusta de la profesión es el carácter poco rutinario, desafiante y creativo que tiene la disciplina”. Además, otro aspecto que disfruta es la posibilidad de viajar a congresos, trabajos de campo o encuentros con colegas en otras partes del país.

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