N 24

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TRABAJO Y EDUCACIÓN: DE LO REALMENTE EXISTENTE[i] A LO POLITICAMENTE POSIBLE

Recibido 16/05/2014

Aceptado 20/05/2014

Rosana E Sosa. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

RESUMEN

El artículo presenta resultados de una investigación mayor[ii] en el marco de la Tesis de Maestría en Economía Social del Instituto del Conurbano (Universidad Nacional General Sarmiento). La misma ha sido publicada bajo el título El trabajo que hace la escuela. Pasantías laborales y otras estrategias educativas. Reflexiones desde la Economía Social al obtener el 1º premio en el 2º Concurso Tesis e Investigaciones (2013)[iii]. La obra, prologada por José L. Coraggio, es una coedición de Aulas y Andamios y Noveduc y fue presentada en la 40º Edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, mayo de 2014.

Palabras clave: trabajo, educación, otra economía.

ABSTRACT

The article presents results of further research in the framework of the Master's Thesis in Social Economics Institute Conurbano (General Sarmiento National University). It has been published under the title The work that school. Internships and other educational strategies. Reflections from the Social Economy to get the 1st prize in the 2nd and Research Thesis Competition (2013). The book, with a foreword by Joseph L. Coraggio, is a joint publication of Classrooms and Scaffolding and Noveduc and was presented at the 40th edition of the International Book Fair of Buenos Aires, May 2014.

Keywords: work, education, another economy

 

1. INTRODUCCIÓN

El problema de investigación que pretendemos recortar supone indagar sobre los significados acerca del lugar que se le confiere en el campo de la educación al concepto de trabajo por parte de los actores educativos del nivel medio del sistema educativo de la ciudad de Olavarría, en el período posterior a la Ley Federal de Educación (1993). Hemos de focalizar nuestra atención en dos de sus dimensiones:

Por un lado, el modo en que el campo de la educación se constituye como una trama en la que se construyen significados sociales, haciendo eje en la articulación educación-trabajo, en general, y el significado de trabajo, en particular. Por el otro, el modo en que los actores sociales del campo de la educación interviene en la trama en la que se construyen significados sociales, haciendo eje en el colectivo social que integran y en la identidad del trabajo que realizan.

El impulso de una economía popular es un supuesto teórico estructurante de nuestra pesquisa[iv] y sus resultados apuntan a construir otra sociedad y otra economía aunque se asume que esta construcción tiene un carácter relacional respecto de aquella trama que se quiere cambiar con la que se supone en diálogo e interacción. En este sentido, asumimos una perspectiva del cambio social y una postura respecto de la posición del sujeto y su interrelación con la dimensión objetiva –en el plano de “lo estructural” y “lo social”– concluyendo que ni los actores educativos que nos preocupan en esta investigación ni la trama de la que forman parte han de ser considerados aquí aisladamente. Ni unos ni otros pueden comprenderse marginados de las características de los sujetos que las conforman a la vez que las constituyen.

La reconstrucción de los sentidos que intervienen en la conformación de significados de trabajo en el marco del colectivo social de los educadores (y que son los organizadores de las prácticas educativas de las que estos sujetos son protagonistas) que propone esta investigación asume como punto de partida a tres supuestos generales: 1) que la tarea de instrumentar políticas públicas que tiendan a introducir cambios en las concepciones de trabajo -en particular– depende del conocimiento y comprensión de significados, sentidos y percepciones arraigadas en los actores que protagonizan la vida cotidiana de las instituciones educativas. 2) que nuestra puerta de entrada a los significados construidos por los actores educativos es el plano enunciativo y este aporta datos respecto de la posición del sujeto en la discursividad social. 3) que la discursividad social supone una lógica de construcción en la que interviene una multiplicidad de discursos a la que subyace una disputa por el sentido en pos de hacer dominante el propio.

Los supuestos sobre los que se basa la presente indagación y que explicitan el modo en que hemos de encuadrar nuestra mirada, han de oficiar de guía para la selección de los conceptos ordenadores de la investigación. En virtud de ello, se parte de supuestos teórico-metodológicos generales: se toma posición, dentro del frondoso campo de la “otra economía” por la propuesta de la Economía del Trabajo y se da cuenta de dos disputas de sentido libradas por ésta: respecto de la Economía del Capital y respecto del resto de las “alternativas económicas” (Coraggio 1996, 1998, 2004), En segundo lugar, los Estudios Culturales y su propuesta de conceptualizar el cambio social visualizando como el escenario de lucha de sentidos por excelencia a la cultura. (Williams R., 1980, 1982) Por último, fijamos posición a partir de los aportes de Elías acerca de cómo entendemos la relación entre el/los individuo/s y su trama. (Elías N. 1993)

2. EL TRABAJO EN EL CAMPO EDUCATIVO

La articulación educación y trabajo constituye una cuestión central en orden a interrogarnos acerca de cómo constituirnos en subjetividades capaces de pensar otra sociedad y otra economía. En esta dirección la propuesta es reflexionar sobre el papel de los trabajadores de la educación en la proyección y ejecución de prácticas relacionadas a la formación para el trabajo.

El trabajo ha sido definido por y en el mundo moderno. A partir de allí, adquiere para los hombres contemporáneos su condición de estructurante de la vida social. En los tiempos actuales, es uno de los significantes modernos convertido en territorio de disputas de sentido: hay quienes nos señalan que el trabajo ha abandonado el lugar de principal estructurante y, por otro lado, hay quienes han osado decretar su final. Aún en el marco de esta disputa, parecería difícil advertir el carácter contingente e histórico que tiene el trabajo en tanto significante e impide reparar en que es susceptible de ser transformado. Este es el punto de inflexión de nuestro trabajo: un abordaje exploratorio y descriptivo que pretende ser portador de una intencionalidad propositiva. Se toma como caso de referencia a los docentes de escuelas secundarias de Olavarría, Provincia Buenos Aires, Argentina, a fin de analizar el modo en que las construcciones arraigadas en los sujetos y los mandatos fundacionales de las instituciones inciden en la producción de sentidos y significados de trabajo en la vida cotidiana de la escuela. En este marco especifico, las estrategias educativas pensadas por los docentes de las escuelas secundarias presentan particularidades propias que necesitan debatirse y analizarse. Allí indagamos cuáles son las instancias de intervención en las prácticas educativas concretas que habilitarían e inhabilitarían el impulso de una economía popular. Ingresar a su análisis resulta insoslayable si lo que perseguimos es generar algún cambio potente asociado a no negar ni borrar las concepciones dominantes: conocerlas, describirlas y aprehenderlas para pensar otras políticas educativas que pretendan construir otra sociedad y otra economía.

La escuela es abordada como espacio de disputas de sentido en un tiempo histórico en el cual el discurso público demanda la articulación entre la educación y el trabajo y procura explorar dos cuestiones. En primer lugar, se presentan los modos en que es tematizado (Habermas 1987) el trabajo en el campo de la educación. Luego, se marca un eje propositivo a fin de generar alternativas que puedan hacer uso de todos los emergentes que resultan de la pesquisa

3. SENTIDOS, SIGNIFICADOS Y SUPUESTOS

El punto de partida ha sido un interrogante que busca ingresar a la identificación de los significados que se construyen en torno del trabajo y las articulaciones que desde estos se tejen con la educación. Articulaciones del discurso y de las prácticas. Un propósito concreto y acotado que tiende a indagar en los significados e identificar los sentidos que intervienen en estas construcciones significativas y los supuestos que les subyacen. El proceso que se propone analizar exige hacerlo en la configuración social en la que se gesta. Actualizamos una segunda intencionalidad: mirar, interrogar y leer a unos sujetos particulares busca dar cuenta de la complejidad que subyace a la producción de significados en el marco de un colectivo social y profesional: el que integran los actores educativos. Por ello, ninguno de los indicios que estos sujetos aporten hará extraer conclusiones que se circunscriban a sus vidas particulares: sus palabras y los sentidos que los sustentan han sido interpeladas como un modo de abordar el colectivo social del que son parte.

Los resultados de la investigación refieren a dos cuestiones. Por un lado, al tiempo que se han identificado significados de trabajo, se ha podido reconstruir la trama social en la que los actores educativos los construyen. Por otro, se focaliza en pasantías educativo-laborales como ámbitos particulares de construcción de significados. Ambos ejes procuran dar cuenta tanto de los significados dominantes como de aquellos que emergen con una apuesta potencialmente alternativa.

3.1. Los significados de trabajo

Respecto de la primera cuestión, la multiplicidad de facetas con que se nos presenta el significante trabajo nos conduce a distinguir los primeros cuatro significados del trabajo -como aplicación, como proyecto a largo plazo, como algo por conseguir, como venta de fuerza de trabajo- que constituyen los significados dominantes construidos por los actores educativos. Todos ellos aparecen estructurados en una cosmovisión de mundo que asocia trabajo a empleo pero que, además, este está disociado de la escuela como espacio de aplicación.

3.1.a. El trabajo como aplicación. Consagrado en un lugar de futuro y sucesivo a la escuela ninguno de los actores educativos entrevistados duda que el espacio de aplicación de los saberes que ofrece la escuela será, indudablemente, el trabajo. Esto le imprime importancia a ambos momentos: la escuela como dadora de saberes y el trabajo como espacio de concreción. Sin embargo, es posible visualizar que se establecen implícitamente algunas jerarquías. En primer lugar, se consagra la idea de una cadena prolijamente eslabonada y, al mismo tiempo, se deja en claro que la educación es el primer eslabón. Hay un punto más que hemos de desentrañar: el carácter práctico y aplicativo que se le imprime al trabajo pareciera, por derivación, imprimirle un carácter intelectual a la escuela. (Da Silva T.T 1995)

En el marco de enunciar las ventajas de la instalación del trabajo en la escuela tematizan a éste en términos de una oportunidad cuya validez radica en la de propiciar un espacio en el que es posible que los estudiantes puedan hacer una aplicación de todo lo aprendido. Esto, que es asociado al momento de ingresar al mercado laboral, es el estructurante del modo en que la mayor parte de los actores educativos evalúan la incursión de estudiantes en pasantías laborales.

3.1.b. El trabajo como proyecto a largo plazo. Los cambios estructurales que se asocian a los nuevos tiempos, ubican al trabajo como un espacio en el que tienen la extraña habilidad de poner de manifiesto que hay que estar cada vez más preparado. Los actores educativos refieren al trabajo de sus estudiantes lo hacen sabiendo que aluden a un proyecto a largo plazo y, por ello, lo ubican temporalmente en el futuro: antes deberán terminar de estudiar. Subyace aquí la percepción de un recorrido ideal en el que el estudio se ubica primero y el trabajo después. De este modo vemos cómo el significado 1 (trabajo en tanto aplicación) viene a ser reafirmado por el significado 2 (trabajo como a largo plazo) en tanto que nos presenta un trabajo que, en su constitución, era separado y posterior a la escuela. Ahora queda claro, además, que no sólo es posterior a la escuela sino que no es inmediato a la escuela. Hablamos de largo plazo. Volvemos a hablar de siembra.

3.1.c. El trabajo como “algo por conseguir”. He aquí la consagración de una red de significantes que pretenden construir al trabajo como portador de un carácter particular: ubicado afuera y luego de la escuela, el trabajo es algo que hay que conseguir. Tiene una entidad distinta a la escuela y tiene una entidad propia. Está allí, tiene una existencia distinta a otras y los sujetos hemos de disputarnos por él.

En esta construcción hay una idea que subyace: los puestos de trabajo, abordados en abstracto, parecieran cobrar una corporeidad y una materialidad tal que se advierten disponibles o no disponibles. Los sujetos que pugnan por ocuparlos parecen reducirse a recursos humanos que, en la medida en que no se preocupen por formarse (esto es, cumplir las condiciones necesarias para ocuparlos) no han de lograr su objetivo. Así presentado, el mercado laboral toma visos de puestos de trabajo a ocuparse que, dadas las características previamente definidas, decepciona o expulsa sujetos que pugnan por ocuparlos.

3.1.d. El trabajo como venta de fuerza de trabajo. Los significados 1, 2 y 3 parecen ser las capas que colaboran en construir un significante del trabajo asociado a la venta de la fuerza de trabajo en el mercado. Una asociación exclusiva y lineal de trabajo a venta de fuerza de trabajo muestra algunos indicios que nos permiten entender los variados intentos de escindir a los estudiantes con el trabajo en un tiempo simultáneo a su paso por la educación secundaria.

De este modo, aplicar lo aprendido, ayudar a construir un proyecto a largo plazo asociado al trabajar y, finalmente, conseguir un trabajo parecieran dar cuenta de un recorrido que es deseable pero que, además, ubica a la escuela en el primer eslabón de la cadena. Conseguir un trabajo tiene una condición necesaria: estar capacitado, educado, haber terminado el secundario. ¿Es esto suficiente? No. Sólo necesario. En este sentido, los actores educativos consagran en un lugar de punto de partida a la educación y, de algún modo, circunscriben al trabajo a aquel espacio en el que puedan demostrar (aplicar) todo lo que la educación les enseñó. Así, la educación se advierte muy dependiente de los resultados que en aquél espacio que está fuera de la escuela obtengan los estudiantes. Es cierto que el éxito es multicausal también en esta cuestión, pero la educación no toma ninguna previsión al respecto y se ubica allí, sola, en el centro de todas las responsabilidades.

3.1.e. El trabajo como empleo. La existencia concreta de un empleo tiene la capacidad de materializar los cinco significados aludidos: éste y los cuatro anteriores. Subyace a esta construcción la idea de ‘mercado de trabajo’ como la configuración social en la que es posible pensar la existencia de un lugar concreto, físico pasible de ‘ser ocupado por’ y, con ello, ‘ser integrado a’. El empleo es, en síntesis, el significado que, como las muñecas rusas, logra englobar los cuatro anteriores dando cuenta de particularidades y, a la vez, de ser partes de una misma construcción.

Cada uno de estos cinco significados tiene también la propiedad de mostrarnos el deber ser del trabajo. El empleo pareciera ser el casillero vacío que hay que llenar y eso disuade las incertidumbres y las sorpresas. Un trabajo que construyó su significado a lo largo de todo el proceso de crecimiento capitalista, que estructuró la configuración social desde la que los actores educativos construyeron sus propios significados y que hoy son cuestionados por la realidad que los engloba. Producto de esta ‘nueva’ realidad, que parece leerse como coyuntural y de transición, emergen dos significados más.

3.1.f. El trabajo como reparador de una necesidad. La construcción de un recorrido ideal al que antes aludíamos y su carácter de ‘deber ser’, por un lado, y una lectura de la actualidad como realidad distinta, por el otro, los actores educativos advierten respecto de todo recorrido ideal tiene sus excepciones. Como hemos visto ya, hay algunos estudiantes que, condiciones económicas desfavorecidas mediante, hacen un atajo al recorrido ideal. Aludimos a aquellos estudiantes que, por tener necesidades económicas, se ven obligados a trabajar simultáneamente a que realizan sus estudios secundarios. En ese marco, el trabajo interrumpe el recorrido ideal y nos enfrenta a un atajo definitivo y sin vuelta atrás donde el recorrido es cuestionado por la realidad económica de estos tiempos, del país y del estudiante y cuando el cuestionamiento se traduce en abandono del estudio. El trabajo sigue siendo asociado a la condición de venta de fuerza trabajo y, justamente éste, es el argumento en el que se admite su tolerancia. ¿Qué es lo que se tolera? Se altera el ordenamiento y, sobre todo, que el futuro se vuelva presente. He aquí un significado cuyo carácter emergente –asociado a la coyuntura económica del país– logra actualizar los significados residuales que han estructurado el significante trabajo. ¿Dónde radica lo emergente? En el período de tiempo donde se manifiesta: simultáneo (y no posterior) a la escolaridad de un adolescente.

3.1.g. El trabajo como obstáculo La rigidez del recorrido ideal es flexibilizada ante ‘la necesidad’: parecieran no demandarse más argumento. Sin embargo, su aceptación-que se asume como irremediable- termina por asociar al trabajo a un obstáculo. Un obstáculo que se interpone en el recorrido ideal, lo interrumpe, no lo deja continuar. Y, de este modo, el trabajo tendrá un significado más en su haber. ¿Todos los actores educativos advierten al trabajo como un obstáculo? Sí. La diferencia entre ellos radica en que para aquellos vinculados a las escuelas cuya matrícula y tradición apuestan y logran la continuidad de los estudios el trabajo tienen un carácter de obstáculo supuesto. Su calidad de potencial lo hace pensar en términos de obstáculo.

Quienes, por su parte, se hallan vinculados a escuelas suburbanas donde el trabajo (aunque informal y esporádico) de los estudiantes es concreto y cotidiano, es un obstáculo real. No es necesario suponerse en tanto que es uno de los principales factores que contribuyen al abandono de la escuela por parte de los estudiantes. En este marco, la necesidad, la carencia no solo le imprime al trabajo un carácter de mal menor sino que además le subraya su condición de venta de fuerza de trabajo. Esta visión termina de certificar que, si algo define al trabajo, es su carácter futuro que al hacerse presente es un obstáculo para la continuidad de los estudios y un mal necesario para los estudiantes de bajos recursos.

Hasta aquí hemos presentado los primeros significados que parecen mostrar la tensión que genera un reconocimiento del trabajo como el ‘trago amargo’ que hay que aceptar que forme parte de la realidad escolar: como realidad de estudiantes o como contenido a enseñar. El sobredimensionamiento que se hace de su carácter de venta de fuerza de trabajo impacta en una concepción negativa que se construye del trabajo al pensarlo simultáneo al período destinado a estudiar. Abramos otro camino. Ingresemos a los significados que se construyen en torno de la aceptación del trabajo en el marco de la escuela y que, por ello, permiten dar la bienvenida a la pasantía como experiencia educativa.

3.1.h. El trabajo como aprendizaje. Hemos de dar paso a las instancias en las que el trabajo puede convertirse en una instancia en la que el aprendizaje tiene lugar. En este marco, el trabajo es visualizado como el lugar para aprender a cumplir horarios y ordenes, a obedecer sin cuestionar, el respeto que se le debe a los mayores, entre otras cosas que, si bien se advierten complementarias parecieran contribuir a formar ciudadanos. Hemos de hacer notar una singular y paradójica observación.

La escuela, en su momento fundacional, hubo de emerger en un contexto en el que se le adjudicó esta tarea para luego hacer uso de esos saberes fuera de ella: los saberes necesarios en el mundo del trabajo. Dado este significado, los actores educativos entrevistados parecieran develar la realidad que nos advierte sobre que la escuela ya no está en condiciones de cumplir este rol fundacional.

3.1.i. El trabajo como experiencia real. La instancia concreta de la pasantía laboral permite asociar a los actores educativos el  trabajo con un evento educativo por la impronta experiencial y de realidad que supone en sí mismo. Y, también hemos de decir, esta impronta no prescinde de la oposición con la dimensión ficcional que asume la escuela. La referencia a ‘lo ficcional’, lejos de asociarse a mentiroso, da cuenta del carácter hipotético que asume la enseñanza que provee la escuela. Hipotético en tanto prescinde de la acción y de la praxis para enseñar y para aprender. Esta referencia y su alusión a la prescindencia de práctica en contextos educativos, pareciera revelarnos el círculo vicioso en el que la escuela parece retroalimentar el enciclopedismo fundante: la disociación entre teoría y práctica. En este marco, la condición de aplicación a la que aludíamos con el significado que en primer lugar analizábamos.

3.2. Las pasantías realmente existentes

Las pasantías educativo-laborales son abordadas como ámbitos particulares de construcción de significados. A los fines de sistematizar los sentidos de trabajo que en estos ámbitos se construyen se elabora una tipología procurando dar cuenta tanto de los significados dominantes como de aquellos que emergen con una apuesta potencialmente alternativos. Las pasantías “tradicionales” asociadas al trabajo/empleo fabril/empresarial que son pensadas en espacios productivos reconocidos en su trayectoria comercial y comunitaria y en tareas tradicionales. Tienen como protagonistas a actores históricos y son visualizadas como las experiencias que “se preservan”: es una “marca registrada” de la institución tanto para sí misma como para los estudiantes y sus padres.  Sumado a esto, resulta interesante visualizar el modo en que la institución escolar interpela a los empresarios en tanto “creadores de empleo”, por un lado, y como “formadores de trabajadores”, por otro.

Las “nuevas pasantías”, asociadas al trabajo profesional, asociado a estudiantes que tienen “dudas” respecto de la carrera universitaria que han de continuar y se promueven experiencias profesionales asociadas a ella a los fines de “ayudar” en la decisión. Se promueven espacios laborales donde el estudiante (más o menos acompañado por la institución) es situado en su experiencia laboral de modo individual frente a su tarea y frente a su empleador.

Las pasantías que se gestan desde la preocupación de los adultos acerca del “fin del empleo” y, por ello generan iniciativas de “trabajo emprendedor” que, más allá de los aprendizajes distintivos que intenta generar en los estudiantes (desde “pensar el emprendimiento, producir a comercializar) es interesante ver cómo la institución también se ve implicada en una interpelación distinta a la comunidad: la comunidad como consumidora de los productos/servicios y los estudiantes implicados en una tarea distinta a la de estudiar sin dejar de hacerlo. El trabajo informal/terciarizado -asociado a los estudiantes que “necesitan trabajar” y, por ello, potenciales desertores. En este marco, se privilegia la posibilidad de un salario y un potencial futuro empleo más que una instancia de aprendizaje real -las pasantías que plantean instancias de trabajo solidario– donde se involucra a los estudiantes en “tareas comunitarias/caritativas” y se generan propuestas de “formación ciudadana” asociada a la beneficencia y la ayuda solidaria.

4. ALGUNAS CONCLUSIONES

El ingreso a los modos en que los actores educativos significan el trabajo ha sido, además, un modo de acercarnos a su cosmovisión de mundo. Las múltiples dimensiones desde las que hemos ingresado a la cosmovisión de mundo de los actores educativos nos enfrenta a unos sujetos cuyo lugar social es potente y que, por las múltiples razones aquí analizadas han acotado su accionar a la enseñanza de una disciplina. Se suma a esto, que la enseñanza de esta disciplina es altamente decisiva para comprometerse en la generación u omisión del diálogo entre ella y la sociedad en la que la enseña y con los sujetos con los que comparte. Hay un hilo conductor entre estas dimensiones y es eso lo que hace ver en estas cosmovisiones a la sociedad que las sustenta: son docentes de varias instituciones lo que inhibe los vínculos de pertenencia, son ‘profesores de lengua’ o ‘de biología’ y ser “profesor taxi”[v] es un significante reconocido como propio de los actores educativos del nivel medio.

Respecto de la identificación de supuestos y sentidos que intervienen en la construcción de tales significados de trabajo, objetivos particulares de la investigación, cobran particular importancia los significados explícitos e implícitos que estructuran la visión de los actores educativos y el carácter de producciones de sentido socialmente construidas. Aun cuando estén focalizados en el trabajo, la economía y la educación, se ha buscado ingresar en las visiones de la sociedad que subyacen a las percepciones de los sujetos analizados. Resaltamos: a) La docencia como colectivo socio/laboral de pertenencia de los actores educativos. En este marco son dimensiones de análisis el mandato fundacional del sistema educativo, el lugar asignado a los docentes, la escisión manual mental que estructura la educación moderna, entre otros y que subyace a las concepciones arraigadas aquí analizadas. b) Olavarría como trama sociocultural de una ciudad intermedia estructurada productiva y culturalmente en torno de “lo industrial” y a una oferta educativa superior asociada a la educación, y a la docencia, en particular.

La escuela ha dejado de sentirse cómoda en su condición de isla pero aún no incluye a toda la comunidad educativa. Un grupo de actores educativos que, precursores y bienintencionados, se hallan implicados en estos procesos de reformulaciones y acciones creativas para pensar de otros modos y con otras lógicas. La gran mayoría no sólo permanece al margen sino que, más importante aún, nadie muestra incomodidad alguna por permanecer allí. He aquí otro punto a potenciar: si una política educativa pudo hacer que las instituciones -hasta el momento células de un sistema educativo- se piensen a sí mismas y piensen a la comunidad más próxima, no es descabellado sostener que los actores educativos se piensen como colectivo social permitiendo ver a sus colegas, sus prácticas y sus proyectos. Una y otra revelación es advertida como condiciones necesarias para la construcción de otra economía y otra sociedad. La tarea de marcar un eje propositivo del que han de generarse propuestas -en otras instancias y con otros propósitos que exceden este trabajo- que puedan hacer uso de todos los emergentes señalados aquí en instancias que sean superadoras de las apuestas individuales, de las lógicas que escinden y de las prácticas que circunscriben. Se elige transitar por hacer evidentes cuestiones que puedan ser retomadas en la formulación de políticas públicas.

5. BIBLIOGRAFÍA

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WILLIAMS, R,1980 Marxismo y literatura. Editorial Península, Barcelona.

WILLIAMS R,1982. Cultura, Sociología de la Comunicación y del Arte Paidós Bs. As.



[i] Seguimos la propuesta teórica de Coraggio que procura hacer evidentes las diferencias palpables entre una economía "realmente existente" y una economía social como horizonte o proyecto a futuro.

[ii]El trabajo de campo incluye a actores educativos de Olavarría del nivel secundario. El corpus de la investigación fue generado mediante 28 (veintiocho) entrevistas semiestructuradas en un proceso de recopilación guiado por el criterio de saturación (Saltalamacchia, 1992). El periodo de recolección de datos entre agosto de 2005 y mayo de 2006 y pretende abarcar un periodo de tiempo caracterizado por la transición entre la Reforma Educativa implementada por la Ley Federal de Educación y la nueva Ley de Educación (2006).

[iii]El 2º Concurso de Tesis e Investigaciones organizado por Noveduc, Aulas y Andamios editora, Universidad Nacional San Martín, Universidad Pedagógica provincia Buenos Aires, Organización Estados Iberoamericanos (OEI), Observatorio Educación y Trabajo y Fundación UOCRA.

[iv] El trabajo se encuadra una de las dieciocho áreas prioritarias de investigación para el Proyecto de Maestría en Economía Social y busca hacer aportes a la construcción de una nueva economía y a la Economía Social como visión general para otra sociedad.

[v] Referimos con “profesores taxi” a la denominación que en el lenguaje cotidiano adquieren aquellos docentes que trabajan en distintos establecimientos educativos y por ello deambulan de uno a otro. Esto tiene incidencia en las condiciones laborales de los trabajadores y en la escasa pertenencia de éstos con los establecimientos.

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Trabajo y educación: de lo realmente existente a lo políticamente posible. Rosana Sosa

Cátedra Antropología Rural – Una experiencia de campo

Una experiencia desde la antropología rural en la zona serrana del Partido de Olavarría

Editora

Lic. Carolina Ferrer

Área Editorial. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires

Co-editores
Lic. Mariangeles Glok Galli
Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires

Lic. Francisco Delfino
 Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires

Coordinación general: Área editorial

Colaboraron en esta edición: Dra María del Carmen Valerio y el Lic. Álvaro Flores.

Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires

Newsletter ISSN 1850-261X. Publicación electrónica de la Facultad de Ciencias Sociales - UNCPBA 
Av. Aristóbulo del Valle 5737 - B7400JWI Olavarría, Provincia de Buenos Aires,  Argentina

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Trabajo final de cursada, julio de 2013

Profesora: Dra María del Carmen Valerio

Profesor de Trabajos Prácticos: Lic Álvaro Flores

Estudiante: Jonatan Pinelli

En el presente trabajo se realiza una breve caracterización sobre dos emprendimientos económicos llevados adelante en la localidad de Sierras Bayas dedicados al turismo rural.

Sierras Bayas es un localidad que se caracteriza por su fuerte actividad minera a lo largo de todo el siglo XX impulsada por los flujos migratorios europeos que traían con ellos una fuerte tradición picapedrera. Según datos oficiales Sierras Bayas se fundó el 20 de octubre de 1879[1] y la fuerza productiva en la extracción de sus recursos naturales ha conllevado a que sea la localidad serrana más poblada del partido de Olavarría; dentro de las actividades laborales y productivas se destacan el trabajo en las canteras de piedra dolomita (y otras), el trabajo en las fábricas cementeras o caleras, y, el transporte de camiones. Por lo tanto, podemos decir que es un pueblo que se ha desarrollado en base a las actividades extractivas de recursos naturales que sirven de materia prima esencial en el proceso de transformación e industrialización del cemento portland y diversas variedades de piedras calizas y otras arcillas.

Al momento de pensar la ruralidad es imprescindible descartar las viejas dualidades reduccionistas, que pensaban lo rural como algo opuesto a lo urbano, en base a una serie de caracterizaciones que definían al mundo rural como un espacio aislado, auto-contenido, con poca o nada propensión al cambio, mientras que lo urbano era el símbolo del desarrollo y la cumbre de los ideales a seguir. Este ideal se basaba en el paradigma de la industrialización que se plasmaba en las grandes metrópolis concentradoras de los principales organismos financieros y de gestión del Estado. Ante esto, consideramos a la ruralidad y a lo campesino como un concepto polisémico, integrado a la complejidad cultural de la sociedad globalizada, que incluye nuevos actores sociales donde la alteridad se transfigura y se vuelve pre-reflexiva (Grimson, 2011).

Siguiendo a esta idea, lo rural y lo urbano están imbricados recíprocamente bajo interdependencias múltiples, movilizadas por la rueda de un mismo sistema estructural de producción capitalista que les da sentido, tomamos la definición de ruralidad surgida a partir del 1er. Congreso Argentino y Latinoamericano de Antropología Rural bajo la iniciativa del NADAR (1985):

“La construcción de un campo específico de indagación científica que podemos calificar como Antropología Rural. Provisoriamente, lo definiríamos como aquella parte del quehacer antropológico que, desde un enfoque antropológico-social, tiene como objeto de investigación, reflexión y/o acción principal, a las relaciones sociales vigentes en áreas campesinas, y/o que aborda problemáticas relacionadas con agentes sociales estructuralmente vinculados al hábitat rural” (Ratier, H. Monografías N° 6, 1986).

Así, se evidencia que a partir de allí, lo rural especifica su sistema productivo, desaparecen los elementos que lo abordaban desde enfoques micro-sociológicos, además se aleja de las concepciones que sólo buscan rescatar los elementos románticos -tradicionales/particulares- planteados en los primeros estudios de la sociología rural norteamericana bajo el marco teórico del continuum folk-urbano propuesto por Redfield (Ringuelet, R., ibid).

De esta forma nos encontramos frente al complejo dual rural/urbano vinculado dialécticamente por la estructura económica de la sociedad, situados en un momento histórico específico y articulado por el modo de producción de ese período. Así entendido el hecho rural incorporado al contexto social de producción, ofrece diversas explicaciones sobre los hechos sociales que se desatan en el ámbito rural, considerando las innovaciones técnicas, las formas de organización productiva y las tendencias hacia la conformación de la sociedad industrial-urbana (Ringuelet, R., ibid).

Experiencia de campo: (11 de junio, 2013).

En nuestra experiencia de campo llevada adelante en la localidad de Sierras Bayas, visitamos a dos familias propietarias de emprendimientos complementarios, denominados Rincón Soñado y Quincho Ensueño, los mismos se dedican al ofrecimiento de servicios de descanso, recreación y esparcimiento al aire libre, enmarcados dentro de los diferentes proyectos turísticos que se están llevando adelante en la zona.

En el caso de Rincón Soñado sus actividades comienzan en el año 2008, ofreciendo alojamiento en una cabaña para cuatro personas. Hoy cinco años después cuentan con cuatro cabañas en funcionamiento[2], una en restauración, han adicionado servicios gastronómicos en los fines de semana (asados por aviso los domingos al mediodía) y se encuentra en curso un proyecto de edificación de un salón para celebrar grandes eventos -casamientos, cumpleaños o reuniones empresariales-[3].

El predio de siete hectáreas, donde se emplaza el proyecto turístico, fue la tierra que el bisabuelo de los actuales emprendedores le compró al ferrocarril, dado que en la zona contigua –hoy separada por un camino vecinal- se encuentra el cerro que el Estado le había cedido en concesión para la explotación minera. La familia es una de las primeras en llegar a Sierras Bayas a dedicarse a la extracción de piedra dolomita. La propiedad, vista desde el aire, tiene forma de triángulo estando delimitado por las vías del ferrocarril y el camino vecinal que sirve de límite con la cantera que la familia explotó durante varias décadas.

En un primer momento la actividad minera estaba en manos de los integrantes de la familia y aún hoy existen las cinco casas que el jefe de familia construyó para él y para las familias de sus hijos; de este modo, las cabañas que sirven de alojamiento para los visitantes son fuente de la restauración de aquellas casas con estilos italianos, propios de principio del siglo XX que marcan una identidad. A medida que este emprendimiento turístico avanza se van restaurando nuevas casas para ofrecerle a los turistas.

Rincón Soñado se caracteriza por su ambiente familiar, ya que todas las actividades que se llevan adelante quedan a cargo de los dos matrimonios responsables del emprendimiento, y por la tradición de una familia dedicada a la extracción de materias primas a través de la minería. Así, en el predio dedicado al descanso y el esparcimiento nos enfrentamos a un paisaje construido por vagonetas y otras herramientas clásicas de la actividad minera, los pisos de las cabañas están revestidos con baldozones de piedra dolomita pulida, la arboleda que protege a las casas da signos de varias décadas de ocupación. El cuidado de los detalles y la sobriedad de los espacios interiores son una muestra implícita del ambiente austero que se ofrece, quizá algo típico en las familias italianas asentadas en la región pampeana, o, “pampas gringas”.

La propiedad de esta tierra cedida por herencia familiar si bien resignifica como un valor positivo que Sierras Bayas sea una ciudad minera, no queda afuera de los daños y molestias que acarrea este tipo de actividades productivas dentro del espacio urbanizado. En la actualidad la familia ya no se dedica a la actividad minera y el cerro hoy se encuentra en explotación bajo otro concesionario, ello ha acarreado inconvenientes, como los ruidos de la extracción y las voladuras de piedra, a pesar de estos problemas, una de las propietarias expresa: “nosotros queremos coexistir, no queremos que sea como en Tandil, no queremos combatir la minería. Queremos que puedan convivir la minería y el turismo”. El conflicto se resolvió a través de la agencia de Desarrollo Local de Olavarría (ADELO) que medió para regular el régimen y la intensidad de las voladuras, dado que las detonaciones despedían “cascotes que caían en el techo de las cabañas”. Finalmente, llegaron a que se pueda ejercer un control sobre el volumen de las detonaciones y, también, exigir un sistema de riego en la cantera para minimizar el polvillo que sobrevuela sobre el aire. De todos modos durante nuestra visita pudimos comprobar que estos esfuerzos son insuficientes, el polvillo suelto en el pasto se iba  adhiriendo a las partes bajas de nuestros pantalones, los zapatos se veían envueltos por un color grisáceo y las hojas de las plantas con una buena cuota de polvo. Cuestión que nos hizo recordar las cenizas volcánicas del 2011, que venían desde la Patagonia transportadas por los vientos[4].

Retomando el proyecto del salón de fiestas, el mismo tiene como finalidad la simulación de una estación ferroviaria, dado que los emprendedores han obtenido en comodato un viejo vagón de pasajeros que estaba abandonado en la estación de Santa Luisa y la vieja locomotora que se encontraba en el parque zoológico municipal La Máxima. Con respecto al itinerario que debieron seguir para poder transportar estas moles de hierro nos decían: “con la locomotora fue fácil porque lo gestionamos directamente con el municipio y ADELO nos ayudó mucho. Además la locomotora en La Máxima era un aguantadero, los chicos se caían y se golpeaban, por lo que se había vuelto peligroso. Entonces nos la cedieron en un comodato por cuarenta años”. El vagón está siendo completamente restaurado y, estacionado sobre un andén imaginario, será la casa de comidas, tiene una vista muy amplia de las depresiones del sistema serrano hacia el Este, nos decían que cuando el horizonte no está turbio por el polvillo o por la niebla se puede ver las torres del Monasterio Trapense Pablo Acosta y del Arsenal Naval Azopardo. Para acceder al interior del futuro restaurant se debe ingresar y recorrer la sala de espera de la terminal ferroviaria. El proyecto es de carácter innovador, en comparación con otras propuestas de distintos servicios que ofrece el sector turístico rural de Olavarría, Rincón Soñado ganó el Proyecto Innovador otorgado por ADELO; la propietaria del lugar en la entrevista afirmaba: “nos dieron $35.000 pero con eso no haces nada (entre risas) y no existen posibilidades de acceso al crédito ni desde organismos municipales, ni provinciales”. Asimismo, ADELO les otorgó $50000 para invertir en el salón de fiestas y $6000 para la construcción de las piletas, las otras fuentes de crédito para la financiación las obtienen por créditos personales y respecto a esto aclaran: “para obtener a través de la Secretaría de Turismo hay una exigencia de un mínimo de tres años de facturación”.

En todo momento se hace referencia a la perspectiva a largo plazo de esta propuesta turística, los cuatro integrantes de este emprendimiento trabajan como empleados profesionales y van aumentando el capital a medida que aumenta la demanda de los turistas, podemos decir que si bien desde el momento cero de este emprendimiento contaban con algo elemental como es la posesión de la tierra y una buena infraestructura edilicia, el resto lo van haciendo a paso lento, la entrevistada comenta: “es un trabajo de hormiga”.

Quincho el Ensueño, “vinimos a criar pollos de campo, sin tanta porquería que comemos. Nos fue mal, las empresas los sacan de tres kilos en dos meses y medio, es difícil competir. Entonces ahí hicimos el quincho y la pileta”. Familia de trabajadores nativos de Sierras Bayas.

Este emprendimiento turístico nace a consecuencia de una enfermedad terminal del miembro más joven de los cuatro integrantes que componen la familia. Con la visión reducida al 10% y con el diagnóstico de padecer el Síndrome de Marfan (enfermedad genética) el hijo menor de esta familia nunca podría integrarse al mercado laboral formal. A los 21 años de edad con el corazón envejecido, falleció tras una arritmia cardíaca. Este golpe parece haber sido brutal para la familia, hoy varios años después todavía se les quiebra la voz y se desprende alguna lágrima contenida al recordarlo. Los padres nos decían: “esto se abrió para él, no iba a poder trabajar en una empresa. Él hacía el invernadero, nunca faltaba la verdura en el invierno. Pero bueno, tenemos que seguir por los que quedan, y acá estamos”.

Los dos varones de la familia (el padre y su hijo) trabajan como operarios en fábricas de cemento, la mujer se dedica al mantenimiento del quincho y la pileta climatizada, mientras su esposo con más de treinta años de antigüedad en la fábrica espera jubilarse con un retiro voluntario.

Este emprendimiento de carácter recreativo también tiene en su horizonte el ofrecimiento de hospedaje para visitante de otras ciudades, es así que al momento de nuestra visita estaba en construcción una vivienda prefabricada de planchas de durlock[5]. Sin embargo, no está presente una intencionalidad empresarial como vimos en Rincón Soñado, ya que Quincho Ensueño se sustenta, únicamente, a partir del sueldo de fábrica que recibe el jefe de familia y la exclusividad de la mano de obra familiar –típica en cualquier conceptualización que se quiera establecer sobre los trabajadores rurales (véase, Bartolomé 1974, Archetti y Stölen 1975)-. Sentados en mesas largas sobre tablones y comiendo pizzas que había preparado la señora, su marido nos decía: “Esto es toda mano de obra nuestra, Sandra ponía pisos, hacía los baños. Lo hicimos por el flaco, pero bueno la vida te da vueltas que uno no sabe. Tengo treinta siete años en la fábrica quiero arreglar y irme antes de los sesenta y cinco”. Y sobre la perspectiva que le dan a este emprendimiento afirman que no es para ellos un comercio: “Uno que viene de abajo lo mira como obrero, no lo mira como un negocio, uno no le puede encarecer el costo a una familia chica”. Mientras que Sandra dice: “Ahora quedo sola, ellos dos trabajan todo el día. Para criar animales hay que estar, llevan mucho tiempo; las ovejas las vendimos en el verano, se pasaban a lo del vecino y nos traían problemas. Teníamos carne de diez ovejas”.

Estos testimonios nos ofrecen un panorama claro de la dimensión subjetiva que sostiene la idiosincrasia de este emprendimiento. Observamos que el capital invertido es acorde a los ingresos de un sueldo, los ingresos de una familia que se sustenta a partir de un trabajo en la fábrica. Si bien el quincho ofrece todo lo necesario para pasar una tarde festejando algún cumpleaños y cuenta con las homologaciones municipales requeridas, llama la atención que la pileta, con agua climatizada por el funcionamiento de una caldera a gas, sea de fibra. A esto lo  podemos tomar como un indicio del esfuerzo que llevó emprender este proyecto, donde es primordial el trabajo familiar y el ahorro en las inversiones; la casa prefabricada en construcción también es un ejemplo de ello. Por otro lado, contrario a lo que pudimos conocer en Rincón Soñado, este emprendimiento nunca recibió el acompañamiento de la Agencia de Desarrollo Local de Olavarría (ADELO).

Queremos finalizar este apartado volviendo a citar el testimonio de los actores, ya que representan de manera muy clara la dimensión subjetiva que sostiene sus actividades: “Somos obreros, cobramos barato por eso, tiene una retribución por otro lado que no es económica. La gente nos sacó adelante con la muerte del flaco, nos llamaban por teléfono para levantarnos. Entonces poniendo más en juego el sentimiento que lo monetario haces feliz a alguien con algo insignificante”.

Conclusiones:

Hemos visto de manera breve a partir de los dos casos testigos que citamos como referentes empíricos, buena parte de las conceptualizaciones sobre la ruralidad surgidas a partir de la globalización capitalista consolidada en la década del ´80 y, principalmente, desde las nuevas relaciones sociales que se dan en el agro pampeano posterior a la crisis del 2001 en nuestro país; profundizándose “la clásica heterogeneidad del agro argentino” (Gras y Hernández, 2009). De este modo, nos encontramos ante un escenario socio-productivo reconfigurado a partir de una nueva articulación que se da entre el campo y la ciudad, en base a un paradigma establecido por los complejos agroindustriales –constituidos a partir de la transnacionalización de capitales, la digitalización de las comunicaciones y la integración vertical de su cadena productiva- y el aumento del consumo de alimentos en los países del BRIC (Brasil, Rusia, India y China) que impulsaron el crecimiento del sistema capitalista posterior al ataque terrorista de las Torres Gemelas en Estados Unidos.

Pasada la crisis neoliberal sufrida en Argentina durante los ´90, nos encontramos frente a una situación macroeconómica que supo reacomodar su sistema productivo re-estructurando buena parte de sus obligaciones de pago con la banca financiera internacional (Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional principalmente) basándose en los altos índices de productividad de cultivos líderes en el comercio internacional de granos. El nuevo paquete tecnológico de la agricultura industrial que asoció la siembra directa, las semillas transgénicas y el glifosato fue fundamental. Estos nuevos comodities ubicados a un valor nunca antes alcanzado, debido a la alta demanda de los principales países consumidores de alimentos, ayudaron a ubicar en una nueva posición económica a la Argentina desde las vertientes del modelo agropecuario empleado en la región pampeana. Estas nuevas formas de producir amplió sus fronteras gracias a las nuevas oportunidades que ofreció el glifosato, principalmente. En una entrevista con un agrónomo productor de granos semilla (speciality) nos decía “el glifosato fue la clave para este salto productivo, es esencial, y entre otras cosas te ayuda a ahorrar agua porque mata todo y así el cultivo no tiene competencia con otras especies asociadas”.

Ante este nuevo escenario de reactivación económica el campo y la ruralidad se encontraron favorecidos, ya que los complejos agroindustriales a partir de la integración vertical que realizan con los diferentes actores de la cadena productiva, quienes responden al modelo neoliberal planteando a la producción como: “del campo al plato”, caracterizando la innovación, el conocimiento y la gestión empresarial del capital como elementos fundamentales para ser competitivos. De esta manera, nacejunto a los comodities, la posibilidad de generar valor agregado a todo un conjunto de recursos surgidos en el campo que pueden ser intercambiados como mercancías.

El nuevo modelo colocó a muchos productores y empleados de fábricas en un estado de crisis y sembró la incertidumbre si irse o quedarse en el campo. En ese escenario, los actores crearon nuevas estrategias, entre ellas, el advenimiento de este nuevo escenario socio-productivo que permite que el conjunto del ambiente rural sea ofrecido como una especiality comercializable ante la consolidación de un consumidor globalizado, promoviendo el surgimiento del turismo rural como una nueva posibilidad a quienes eligieron quedarse en el campo, marcando un contrapunto para quienes postularon el fin del campesinado (Hernandez V., 2009. Teubal, 1998, 2001. Hernández R., 1993.).

La precarización laboral así como la proletarización del campesinado ha avanzado, y por esto es necesario tender hacia la pluri-actividad y el surgimiento del turismo rural para contrarrestar los niveles de pobreza en el campo. Según Sevilla Guzmán (2000) el ejemplo del Desarrollo Rural Integrado llevado adelante por algunos países europeos y latinoamericanos muestra como principales objetivos, estudiar el desempleo y la necesidad de reavivar social y económicamente las áreas afectadas de manera fuerte y conflictiva, buscando actividades complementarias para generar renta ante el avance del paradigma modernizador de la agricultura industrializada (Sevilla Guzmán, 2000).

Bibliografía:

ARCHETTI, E. y STÖLEN, K. (1975). Explotación familiar y acumulación de capital en el campo argentino. Siglo Veintiuno editores, Buenos Aires.

BARTOLOMÉ, E. (1975). Colonos, plantadores y agroindustrias La explotación agrícola familiar en el sudeste de Misiones. Desarrollo Económico. Vol. XV Nº 58.

HERNÁNDEZ, V. (2009). La ruralidad globalizada y el paradigma de los agronegocios en las pampas gringas. (Gras C. y Hernández V. coord.) Biblos: Buenos Aires.

HERNÁNDEZ, R. (1993). Teorías sobre campesinado en América Latina: Una evaluación crítica. Revista Chilena de Antropología. 12, 179-200.

HERNÁNDEZ, V. y Gras C. (2009). Reconfiguraciones sociales frente a las transformaciones de los 90: desplazados, chacareros y empresarios en el nuevo paisaje rural argentino. (Gras C. y Hernández V. coord.) Biblos: Buenos Aires.

RATIER, H. y R. RINGUELET (1986). Antropología Rural. Monografías N°6. Instituto de Investigaciones Antropológias de Olavarría.

SEVILLA GUZMÁN, E. (2000). Agroecología y desarrollo rural sustentable: una propuesta desde Latino América.

SEVILLA GUZMÁN, E. y M. Soler Montiel, (2009). Del desarrollo rural a la agroecología. Hacia un cambio de paradigma. Documentación Social: Revista de Estudios Sociales y Sociología Aplicada. 155, 25-41.

TEUBAL, M. (1998). Globalización y sus efectos sobre las sociedades rurales de América Latina. Memorias del V Congreso Latinoamericano de Sociología Rural. Universidad Autónoma de Chapingo, Mexico.

TEUBAL, M. (2001). Globalización y nueva ruralidad en América Latina. CLACSO, Buenos Aires.



[1]              El censo nacional del año 2001 registró una población total de 3.929habitantes en la localidad de Sierras Bayas.

[2]              Es interesante recaer en los nombres que han escogido para las cabañas, desentendiéndose de las numeraciones clásicas en los proyectos hoteleros. Para este caso se han escogido nombres que en sí mismos ya ofrecen una representación del paisaje pampeano, de su flora y de su fauna. En este sentido las cabañas ofrecidas actualmente son: el zorzal, el hornero, la calandria y la torcaza.

[3]              Inaugurado en febrero de 2014

[5]              , Nunca tuvieron financiamiento estatal,  pero hoy día la han terminado y les ha llegado la inspección

2014. Newsletter . ISSN 1850-261X Copyright © Facultad de Ciencias Sociales. UNCPBA. Argentina

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Lic. Álvaro Flores. Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (FACSO - UNICEN)

Florencia Fernández Bertolini. Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (FACSO - UNICEN)

María del Carmen Flaherty Martínez. Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (FACSO - UNICEN)

Dra. María del Carmen Valerio. Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (FACSO - UNICEN)

Recibido 27/02/2014

Aceptado 07/05/2014

Resumen:

El presente trabajo expone y analiza una experiencia etnográfica realizada en el marco de la cátedra Antropología Rural durante el año 2013 en la zona serrana de Olavarría. Las observaciones y entrevistas abordaron algunos casos de emprendimientos familiares registrando diversos fenómenos socioculturales atendiendo a la complejidad de los procesos en un escenario de conflicto. Se tuvieron en cuenta elementos como la identidad, la historia y el patrimonio cultural, en un contexto donde los pequeños productores familiares articulan diferentes formas de producción a las hegemónicas vinculadas principalmente a industrias como la minería y a la imagen social “del campo” en nuestro país (principalmente la producción para la exportación).

En este sentido se observa, que al compás de los cambios acelerados  del modelo neoliberal de los ’90, se precipitó una particular diferenciación de productores, que no es homogénea ni autónoma. Este pliege se compone por la confluencia de la complejidad y la transversalidad de los conflictos en el espacio rural, espacio donde las políticas públicas se muestran ineficientes al no contemplar la heterogeneidad de estas particularidades. Los actores involucrados al no tener respuestas desde el Estado, construyen sus propias estrategias según el tipo de familia, su historia, sus saberes, su actividad económica y el uso de parcelas.

Palabras clave: espacio rural, economía local, conflicto medioambiental, formas de producción, identidad, patrimonio cultural.

Foto: María del Carmen Flaherty Martínez. “Rincón Soñado”, 2013.

Promovidos por la cátedra de Antropología Rural cursada en el 4° año de la Licenciatura en Antropología Social de la Facultad de Ciencias Sociales (UNICEN), se emprendió un acercamiento etnográfico en la zona serrana de Olavarría. El recorrido implicó una observación por la zona de Sierras Bayas e Hinojo. Esta sirvió como oportunidad para dar cuenta de problemáticas investigadas a partir de categorías analíticas propias de la Antropología Rural. El trabajo de campo fue realizado el día jueves 6 de junio de 2013 en el marco de la cátedra donde se desempeñan como docentes la Dra. Valerio María de Carmen y el Lic. Flores Álvaro Dardo, y los estudiantes Alderete Pablo, Ali Matías, Bugliese Matías, Conde Vanina, Fernández Bertolini Florencia, Flaherty Martínez María del Carmen, Lora Leandro, Hegoburu Romina, Pérez Polo Francisco y Pinelli Jonatan.

Como se mencionó al inicio, el trabajo comenzó en la zona de Sierra Bayas[1] y se visitaron dos emprendimientos familiares dedicados al turismo (uno entre la localidad mencionada y Colonia San Miguel). Si bien es una zona caracterizada por la explotación minera, se desarrollaron hace algunos años (entre el 2001 y el 2004) otras actividades a nivel económico local. Estas actividades representaron para los protagonistas otra oportunidad de producción en respuesta a la crisis vivida en la zona (y se puede decir que en todo el país). Entre ellas los casos de “Rincón Soñado” y “Quincho  Ensueño”. En la misma oportunidad, se visitó la Delegación Municipal de Hinojo[2] con la intención de obtener información acerca de la visión de los actores estatales, ante el problema  de contaminación provocada por la fábrica de agroinsumos denominada Agroservicios Pampeano S.A. (A.S.P.). Hace un tiempo un grupo de vecinos denuncian e interpelan, tanto a la fábrica como al Municipio, por dicha situación.

En lo referido al registro de los fenómenos socioculturales que se desarrollan en torno a la actividad agropecuaria en correspondencia con la identidad, la historia y el patrimonio cultural, se profundizó en observar las diferentes formas de producir, organizarse y crear estrategias ante los problemas provocados por las relaciones de desigualdad, profundizados en el contexto del modelo neoliberal. En este sentido, y por medio del análisis de los testimonios de los entrevistados, se manifestaron las problemáticas a nivel estructural de las relaciones sociales de producción, con sus contradicciones y los conflictos entre sectores sociales como el caso de la fábrica A.S.P. , perteneciente al conglomerado corporativo AGRIUM. Al respecto, el objetivo fue observar cómo los agroquímicos, los explosivos y el polvillo de las canteras (resultado de la producción minera de Dolomita), forman parte de la vida y afectan a la salud de los habitantes del entorno poblacional y de los protagonistas rurales.

Como parte del oficio del antropólogo, la salida etnográfica permitió conocer y experimentar la realidad en estos ámbitos agrarios accediendo a pensar al actor rural en relación a una dinámica compleja y contradictoria del espacio territorial rural, comprendiendo que “el desarrollo del capitalismo trajo consigo cambios de tal envergadura que provocaron tras la “Revolución Neolítica” la segunda “Gran transformación” de los agroecosistemas (…) que fueron forzados a producir no los requerimientos del consumo familiar, históricamente adaptados a sus características, sino los del mercado” (González de Molina Navarro, 1997: 28), al mismo tiempo que hizo posible analizar cómo se ha ido desarrollando el proceso de exclusión social  y de intensificación del dominio del capital sobre el agro. “El incremento del trabajo asalariado, la precarización del empleo rural, la multiocupación, la expulsión de los medianos y pequeños productores del sector, las continuas migraciones campo-ciudad o a través de las fronteras, la creciente orientación de la producción de la producción agropecuaria hacia los mercados, la articulación de los productores agrarios a complejos agroindustriales en las que predominan las decisiones de núcleos de poder vinculados a grandes empresas transnacionales o transnacionalizadas, la conformación en algunos países de los denominados pool de siembra” (Teubal, 1998: 28 y 29). Y por otra parte, reconociendo que la idea de desarrollo como  producto del esfuerzo colectivo implica una ruptura con las lógicas capitalistas (claramente opuesto al sentido de desarrollo impuesto desde los países dominantes y con una clara visión evolucionista donde el patrón de éxito pivota sobre valores capitalistas), permitiendo un análisis exhaustivo de las relaciones entre Sociedad-Estado, como es el ejemplo de los vecinos de Hinojo-Colonia Hinojo en la organización de sus reclamos medioambientales a partir de la contaminación que A.S.P. está causando y la incertidumbre que mina la ausencia de respuestas por parte del Estado.

Durante la jornada de trabajo de campo, como se comentó anteriormente, se visitaron dos pequeños emprendimientos familiares: “Rincón Soñado” y “Quincho Ensueño” y se corroborar las distintas lógicas de producción familiar, en comparación con las grandes explotaciones agropecuarias (donde existen grandes inversiones de capital, mano de obra asalariada y tecnologías punta) y a las de tipo minero íntimamente ligadas a su historia de vida por la complejidad histórica de los procesos de producción de esta zona. Destacamos las diferencias de hecho que existen entre los dos emprendimientos, “Rincón Soñado” una empresa familiar con acceso a créditos, préstamos y subsidios municipales y “Quincho Ensueño”, una producción familiar desarrollada a partir del sustento de su propio trabajo y donde la ganancia económica no es el objetivo principal.

Al respecto Sandra, encargada del emprendimiento, dice:

“…Somos obreros, cobramos barato, por eso, este trabajo tiene una retribución por otro lado que no es económica.”. Remarcamos la idea de que en este trabajo se apunta a mostrar la heterogeneidad en la conformación de lo que denominamos “producción familiar” (Ratier, 1986). En este sentido atendemos a la diversidad de relaciones, las diferencias en las situaciones de producción y reproducción social, a los procesos de trabajo, a la conformación de identidades y las formas de organización sociocultural. De esta manera podemos comprender cómo se expresan estas cuestiones en las diferentes estrategias que se despliegan en la población rural. Esta manifestación permite reflexionar acerca de la complejidad de los estudios rurales y agrarios que giran en torno a las problemáticas antropológicas mencionadas como lo es la heterogeneidad en las explotaciones de tipo familiar en el ámbito rural contemporáneo.

Es interesante ahondar el entramado sociocultural de lógicas de producción diferentes en un paisaje agroindustrial. Este último parece no dejar posibilidades a los pequeños productores, que desde muchas teorías se muestra como referente de otras formas de trabajo y, en este contexto, -afirmaremos- de resistencia, como los mini-emprendimientos, que en sentido obligado recurren articular otras estrategias económicas de producción y elaboración.

En el caso de “Quincho Ensueño” expresan: “Vinimos a criar pollos de campo, sin tanta porquería que comemos. Nos fue mal, las empresas los sacan de tres kilos en dos meses y medio, es difícil competir.”

Foto: María del Carmen Flaherty Martínez. “Quincho el ensueño”, 2013.

Además, de indagar en la relación de estos pequeños emprendimientos con la Gestión Municipal, en cuanto a si obtuvieron subsidios u apoyo de otro tipo, el enfoque   apuntó también al conflicto que enfrentan estos productores con las empresas mineras. La coexistencia, entre emprendedores agropecuarios minis y el sistema fabril minero   expone una problemática económica, social y política, a partir de las características propias del trabajo minero. Un ejemplo son los tipos de explosivos que se usan, los movimientos de los terrenos, el ruido producido por las detonaciones y el polvillo de la  dolomita, factores contaminantes en muchos aspectos (acústico, respiratorio).

Rincón Soñado está ubicado al lado de una cantera, sus dueños no niegan la importancia de la actividad minera para el territorio, sí reclaman de ampliar la importancia de otras actividades.

Los entrevistados manifestaron: “…nosotros queremos coexistir, (…)… No queremos combatir la minería. Queremos que puedan convivir la minería y el turismo”.

 

Foto: María del Carmen Flaherty Martínez. “Cantera”. Sierras Bayas, 2013.

 

Hacia el final del recorrido, se entrevistó a la Delegada y al Secretario de la Delegación de Hinojo, con el fin de saber cuál es la opinión de los representantes del gobierno local acerca de la contaminación por parte de la aplicación de agroquímicos  en cultivos de la zona y específicamente la originada por la fábrica de agroinsumos denominada Agroservicios Pampeanos S.A. (A.S.P.) que está en el lugar desde el año 1998. La misma ha sido denunciada reiteradas veces desde el año 2010 por un grupo de pobladores de Colonia Hinojo quienes reclaman controles sobre los efluentes químicos derivados del proceso de producción con la intención de prohibir mencionadas descargas al ambiente. Entre sus argumentos, se encuentra el hallazgo de una correspondencia entre las emisiones de la mencionada planta productora y algunas enfermedades crónicas constatadas por los mismos vecinos a través de una investigación epidemiológica popular llevada adelante por ellos mismos.

Los representantes del gobierno reiteraron que en Hinojo y la zona no existe contaminación perjudicial para la salud humana y avalaron totalmente la aplicación de agroquímicos como el glifosato en los cultivos de la localidad, siguiendo la línea planteada desde la Municipalidad de Olavarría sobre la base de informes del Organismo Provincial para el Desarrollo (O.P.D.S.)  Estos informes ambientales sobre la mencionada planta de agroinsumos, asumen que existe una contaminación del ambiente, pero que “La calidad del aire viento arriba y abajo no supera los límites -de contaminación- establecidos” (En Diario Infoeme, 18/07).

Estos obstáculos son otros de lo factores de conflictividad hacia acciones de no resolver, por tener alta resonancia de políticas hegemónicas en connivencia con empresas internacionales, en una relación de favores económicos. En este sentido, coincidimos con  la idea de que:El registro de la incidencia de los tóxicos, si bien es evidente, es difícil de evaluar. Para el hombre esto se experimenta mediante un proceso acumulativo y complejo. El Estado en sus diversos niveles implementa controles deficientemente, ya que la Ley de agroquímicos en su generalidad no se está cumpliendo” (Ringuelet y Langues, 1994: 12).

Con respecto a este caso, el Dr. Marcelo Sarlingo antropólogo y especialista en problemas medioambientales, dice: "La política ambiental del Estado es un colador con agujeros, donde no hay sanciones a la empresa ni una compensación a los vecinos por el sufrimiento ambiental. Esto responde a la superficialidad de los mecanismos de la política ambiental que no hacen más que ocultar la realidad". (En Comunica Agencia Noticias 2013).

Para el presente trabajo de investigación y su elaboración la estudiantes María del Carmen Flaherty Martínez y Florencia Fernández Bertolini colaboraron agregando ideas, datos etnográficos y fotografías que se exponen en este artículo. Los fragmentos de entrevistas fueron aportados por el estudiante Jonatan Pinelli. Esta salida de investigación tiene como resultado a la fecha, dos producciones escritas por los estudiantes Francisco Pérez Polo y Jonatan Pinelli (trabajo que por su calidad se publica complementariamente a este artículo) donde realizan un acercamiento analítico de algunos  problemas observados en terreno, desde las herramientas socio-antropológicas y las disciplinas auxiliares aportan a la especificidad de la Antropología Rural.

 

Bibliografía:

- González de Molina Navarro, M. (1991). Agroecológia: Bases teóricas para una historia agraria alternativa. En: Noticiario de Historia Agraria. ISSN 1132-1261. Pp. 49-78.

- RATIER, H. (1986). Monografías y la Antropología Rural. En: Monografías N° 6, Institutos de Investigaciones Antropológicas de Olavarría.

- Ringuelet, R. y Laguens, J. (1994). La normalidad de la contaminación. En: IV Congreso de Antropología Social, Olavarría.

- Teubal, M (1998). Globalización y sus efectos sobre sociedades rurales en América Latina. En: “Globalización, crisis y desarrollo rural en América Latina”. Memoria de sesiones plenarias V Congreso Latinoamericano de sociología Rural de ALASRU. Texcoco, México.



[1]              Una localidad del partido de Olavarría ubicada a 15ks de esta ciudad. Sus sierras pertenecen al sistema de Tandilia.

[2]              Una localidad perteneciente al Partido de Olavarría, a 19km. de esta ciudad.

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