Nuestros
Docentes
Comunicación
Social
Jorge
Salduondo
Lic.
en Comunicación Social, graduado de la Facultad de
Ciencias Sociales (UNICEN). Magíster
en Ciencias de la Educación,
Pontificia Universidad Católica de Chile (Facultad de
Educación). Se desempeña como Docente/Investigador en la FACSO-UniCén
y en los niveles EGB, Polimodal, Superior Terciario, y Adultos. Ha
participado de numerosas reuniones científicas y Congresos,
recientemente ha sido Invitado de honor en la Facultad
de Educación de la PUC de Chile para participar del 33°
Congreso Mundial de Escuelas de Trabajo Social,
a desarrollarse en Santiago de Chile del 28 al 31 de agosto del
2006.
Ponencia
aceptada para ser presentada en agosto de 2006
en el Congreso Mundial de Escuelas de Trabajo Social
y publicada en el libro
de Anales de la jornada.
“Innovación
Científica y Tecnológica en un Mundo Global: ciudadanía y valores
para una nueva cultura docente”
Mario
Quintanilla Gatica, Marcela Romero Jeldres
Departamento
de Didáctica. Facultad de Educación. Pontificia Universidad Católica
de Chile
Jorge
Salduondo
Facultad
de Ciencias Sociales. UNCPBA - Argentina
Fernando
Etchegaray
Departamento
de Psicopedagogía y Orientación. Facultad de Educación.
Pontificia Universidad Católica de Chile
Resumen
El propósito fundamental de este trabajo es reflexionar
sobre los principales factores que están interviniendo en la
equidad y calidad de la educación científico-tecnológica en América
Latina, particularmente en la calidad de sentido, sin ningún afán
particular que no sea el de continuar insistiendo en la necesidad de
definir, caracterizar y promover
nuevos modelos de formación inicial y continua de profesores
de ciencias experimentales para una cultura ciudadana basada en la
diversidad y en la consolidación de innovaciones que articulen
necesidades, desarrollo, crecimiento con igualdad y educación. Para
ello, se desarrolla un breve análisis
preliminar a modo de diagnóstico del problema como sus
consecuencias directas e indirectas en el tema de la equidad
y calidad de la educación científico-tecnológica, y se
proponen algunas ideas directrices que contribuirían a superar las
dificultades encontradas.
Palabras
claves:
innovación, educación científica y tecnológica, ciudadanía y
valores.
Objetivos
En este trabajo proponemos
unas directrices teórico.metodológicas de cómo incorporar la
innovación CYT en la
formación docente insistiendo en la idea de instalar la reflexión
desde la particular mirada de cuáles son los principales problemas
u obstáculos que dificultan una educación científico-tecnológica
de calidad y con equidad en nuestra América Latina para una cultura
democrática en que los profesores sean autores y autores del
conocimiento escolar. Para ello identificamos y caracterizamos los
campos estructurantes del modelo-directriz (ideas orientadoras) y
describimos la fundamentación epistemológica y metodológica que
le da curso a un programa de innovación científico-tecnológica en
la formación inicial y continua de profesores, entregando algunos
resultados empíricos desarrollados por nuestro equipo en los últimos
4 años de investigación.
Introducción
No
es desconocido para todos los ciudadanos (y ciudadanas)
que actualmente, el continuo desarrollo y crecimiento económico,
la modernización del Estado y los avances internacionales en
tratados de libre comercio (TLC) y de integración geopolítica,
cultural, científica y educativa (Unión Europea, ALCA, MERCOSUR,
por nombrar los más conocidos), le permiten a Chile la posibilidad
de sobrepasar ciertos impedimentos y restricciones tradicionales del
subdesarrollo y el reduccionismo autocrático en el que vivió
durante tantos años, por razones del todo conocidas (y que no son
pertinentes de discutir en este trabajo) a una posición
“privilegiada” en el concierto de las naciones en vías de
desarrollo. Sin embargo, la llamada “equidad
y calidad” de la educación científico-tecnológica continúa
siendo una utopía en nuestro país
y por cierto en el continente latinoamericano, con las
perniciosas consecuencias que ello significa en la formación del
profesorado. Una de las variables más determinantes de éste
“problema endémico” y sus categorías
de análisis, ha sido el rezago histórico en los modelos de
formación inicial y continua de profesores de ciencias naturales
(las ciencias exactas ya no existen epistemológicamente hablando,
de ello podemos discutir en algún momento), lo que ha atenuado o más
bien impedido el progreso científico tecnológico para toda la
población, particularmente para el profesorado
y estudiantes de ciencia alejados de los grandes centros de
formación que históricamente se han preocupado de ello.
Con
relación a lo anterior, resulta evidente que la instalación y
promoción de las innumerables Reformas Educacionales en los últimos
veinte años en América Latina y Europa ha traído consigo una
serie de decisiones de diversa naturaleza que fundamentan los
complejos y profundos
procesos de transformación
institucional que ello implica según los contextos sociales,
políticos, culturales y económicos de intervención en que se han
desarrollado
y continúan operando estas Reformas. Tales transformaciones
han considerado por una parte temas inherentes a las políticas
educacionales de Estado y por otra, básicamente, a los modelos de
formación inicial y permanente del profesorado de ciencias en
diferentes niveles, modalidades y lógicas de intervención. Como
derivación a estas iniciativas (algunas rigurosas y asertivas,
otras francamente lamentables) se han
revisado los marcos teóricos que direccionan estas
transformaciones, las orientaciones metodológicas de ejecución e
instalación y aspectos técnico-estratégicos conducentes al
seguimiento y evaluación de estos complejos procesos. Esta dinámica,
ha privilegiado
con distinta relevancia e impacto, áreas del conocimiento
educativo y pedagógico en ámbitos tan diversos como la gestión y
la administración educacional, el currículum, la evaluación, la
sicopedagogía y, naturalmente, las didácticas específicas o
disciplinares.
Hay
que insistir, sin embargo, que las recientes crisis políticas,
sociales y ambientales de los países industrializados tales como
Japón, EEUU., Canadá y la Unión Europea, demuestran que la
productividad económica y los avances del conocimiento humano
requieren que los programas de formación inicial y continua de los
profesores de ciencia y tecnología basen su actividad educativa
derivada de una consistente fundamentación epistemológica en un
contexto civilizador, cuyo fin ha de ser el bienestar social y el
respeto por la vida, la educación para la paz, la atención a la
diversidad, la educación étnica, la educación ambiental, la
comunicación social, entre otros. Esta lección de opción paradigmático-teórica
no sólo es relevante y necesaria, sino que imprescindible, puesto
que nos conduce al tema de “equidad y calidad para todos” que
desde la óptica de la innovación científico-tecnológica, debería
traducirse en ciencia y tecnología para todos y para todas. Señala
que el desarrollo, como avance económico, social, político y
cultural, debe significar y promover un legado humano de información
permanente
y sistemática, al servicio de estilos de vida inteligentes y
garantes del talento y
la creatividad para futuras generaciones de ciudadanos y
ciudadanas comprometidos(as) con la consolidación de los valores
democráticos, la justicia social y el desarrollo armónico
de nuestros pueblos (Quintanilla, 2006). La consolidación de la
democracia en los diferentes niveles de los sistemas políticos va
de la mano con la producción, transferencia e impacto del
conocimiento.
Quien no lo entienda y promueva, se transforma en ciudadano
de segunda clase o esclavo de la dependencia científico-tecnológica.
La educación y la comunicación: ejes de la
transferencia de conocimiento científico
El
impacto de
la ciencia y la tecnología en nuestras vidas ha sido de tal
magnitud que, de alguna manera, nos ha encontrado sumidos en un
asombro casi acrítico.
Sin embargo, la mayor parte de los beneficios de la ciencia y
de la tecnología están desigualmente distribuidos; ésto se
traduce en inequidad e injusticia entre países y dentro de ellos se
conoce la existencia y permanencia de grupos excluidos del
conocimiento científico
y
del uso de sus beneficios, exclusión por pertenencia a
etnias, género, grupos sociales o geográficos. Creemos que la
ciencia y la tecnología deben responder no sólo a las necesidades
de la sociedad para posibilitar mejorar las condiciones de vida de
la mayoría de la
población que vive en situaciones de pobreza extrema, sino
que, además, los avances científicos deben ser bien utilizados por
los ciudadanos y
ciudadanas y para que esto sea posible deben conocerlos. En
ese sentido la educación científica ocupa un lugar clave para
mejorar la calidad de la vida y de la participación ciudadana
(Quintanilla, Macedo, Katzkowicz,
2005)
En
este marco, los esfuerzos por abordar los problemas específicos de
Comunicación/Educación han sido significativos y crecientes en las
últimas décadas. Estos esfuerzos han estado motivados
predominantemente por preocupaciones prácticas que circulan
alrededor del uso de los medios y las nuevas tecnologías en el
trabajo escolar y
su incidencia en la constitución de una nueva cultura
docente.
Pensar
entonces, la Comunicación y la Educación es incursionar en un
espacio de cruces y de nociones conceptuales acerca de prácticas
que se constituyen en el interior de una formación social dada, en
este caso en los países de Latinoamérica. Hacer decir a las prácticas
es hacer una apuesta en sentido de las relaciones que en ellas se
tejen. Esto implica comprender esas mismas prácticas en términos
de procesos atravesados por las identidades culturales, por las
historias, por las matrices económicas y políticas. En cualquier
caso no se está hablando de procesos ingenuos dado que partimos de
la base de que en ellos se construye la vida de las personas y de
los grupos sociales con alguna intencionalidad determinada.
A
partir de la denominada “revolución científico-tecnológica”
los desafíos se han incrementado, diversificándose los factores
que están interviniendo en la equidad y calidad de la educación
científico-tecnológica en América Latina. Más allá de los
“fascinados” o integrados – en términos de Humberto Eco- por
las nuevas tecnologías, interesa rescatar la importancia que éstas
tienen en los procesos de construcción social de la realidad, en
los procesos de producción y circulación del conocimiento y en los
procesos cognitivos tanto en la formación de los estudiantes como
en la propia formación docente. En ambos casos, se está
reconociendo que éste no es un dato menor, ni despojado de
relaciones de poder y que por ello mismo es necesario tenerlo en
cuenta a la hora de comprender la relación Comunicación/Educación
en la construcción misma de una nueva cultura docente acerca de la
ciencia y la tecnología. Porque así como la tecnología no educa
ni comunica por sí sola, tampoco se “homegeiniza” y mucho menos
se “democratiza” por el solo efecto casi mágico de la
globalización., como bien lo señala Aníbal Ford, “aunque cada
pueblito tenga su antena parabólica, crece la diferencia entre
inforricos e infopobres.(...) Por el contrario, el control informático
parece avanzar con más fuerza sobre los que vagan por el mundo. Y
esto provoca una de las discusiones más fuertes de la cultura”.
Lo
cultural acerca
de y sobre
la ciencia y la tecnología emerge así como otro lugar
de conflictos, pero también de constantes y necesarias búsquedas
de identidad y, por lo tanto, como un espacio en el que educadores y
comunicadores tienen un aporte para dar. O sea, un espacio al que
unos y otros no pueden renunciar si pretenden mantener la coherencia
con la vocación elegida.
Así, la vida cotidiana, como escenario en el que se
entrecruzan los campos de la educación y la comunicación, es un
buen lugar para empezar a sistematizar nociones que ingresan al
campo académico en busca de nuevos horizontes de análisis para
incorporar la innovación CYT en la formación docente. Esto, sin
dejar de reflexionar siempre sobre los principales problemas y obstáculos
que dificultan una educación científico-tecnológica de calidad y
con equidad en nuestra América Latina, para una cultura democrática
en que los profesores sean autores
y actores del conocimiento científico-escolar
(Quintanilla,2006).
América
Latina es una zona del mundo con gran porcentaje de fracaso escolar.
A ello se puede agregar el deterioro de la calidad de enseñanza,
que se pone de manifiesto en constataciones tales como la deserción
creciente, el desaliento de los docentes, la falta de articulación
con la realidad de los procesos de formación docente, la escasez de
recursos y las carencias de articulación de las tecnologías
adecuadas para acompañar los procesos educativos. Mirando la misma
realidad desde otra perspectiva, se podría decir además que es
cada día más grande la brecha que separa a esta zona del mundo de
la producción de ciencia y tecnología, llamada de
punta. Nada de esto es ajeno al modelo neoliberal
asentado entre nosotros, el cual pretende instalar la marginalidad
como inevitable y esto incide decididamente – de manera negativa-
en las pretensiones de lograr procesos educativos y comunicacionales
sobre la base de la calidad con equidad, al menos políticamente
hablando.
La Incorporación de la Educación en Medios y su contenido científico-tecnológico
en la formación docente.
Las
nuevas tecnologías, en su desarrollo e implantación han provocado
no sólo transformaciones industriales, urbanas y sociales, sino que
hoy se les podría considerar como una variable endógena que se
instala en el desarrollo productivo de las naciones, pudiendo
incluso clasificarlas como naciones con más o menos “grados de
cobertura tecnológica” y esto porque la tecnología hoy se anexa
no sólo a la ciencia, sino a la economía y la producción
industrial, además a las relaciones personales, a la política y
a la cultura, de esta manera, los grados de desarrollo tecnológico
de una nación, pueden hipotecar el crecimiento económico,
cultural, social y político de ella, puesto que determinan
la concepción de la producción industrial como también las
pautas de gestión de todas ellas y los valores subyacentes que la
impulsan (Romero,2006).
En esta idea, un primer
antecedente es evidenciar que hay una violenta transformación en
las gestiones del sector de servicios, de la cultura productiva de
un pueblo, hasta en las formas en que se enfrenta el ocio, los
cuales cambian cuando la ciencia y la tecnología cambia, ya que
ella introduce objetivos, patrones o modelos de comportamientos
antes no dimensionados y suscitan dificultades principalmente a los
países que no la producen, planteándoles dificultades hasta en sus
propios sistemas de exportaciones.
Un segundo antecedente radica en la formación de una economía
global que segrega a sectores sociales y países que no pueden
conectarse, exigiéndose para ello una voluntad política, de
objetivos que atiendan el desarrollo integral de las personas por
sobre el desarrollo de esta sociedad industrial. Sin embargo esta
economía global no sólo excluye o devalúa los sistemas económicos
de los países con menor desarrollo, sino frente a la falta de
tecnología, obliga a los pueblos a disminuir sus sistemas de
productividad, puesto que la gestión, producción y distribución,
se organiza hoy en torno a procesos de comunicación e información
sistemática. Esto trae aparejado transformaciones en el empleo, el
cual se descentraliza, se desagrega, posibilitando a las empresas
ahorros en costos, ganancias a corto plazo, pero socavando la
proliferación de empleo directo y cambiando el rol de trabajador en
uno orientado a la planificación de proyectos, mantenimiento de máquinas,
optimización de procesos, etc.
Un tercer antecedente, dice relación con los recursos técnicos con
que cuentan los países cuando se enfrentan
a revertir esta situación y su orientación flaquea al
entrelazar la innovación tecnológica, los recursos técnicos y las
relaciones con la economía, esto nos pone en una situación
coyuntural donde la innovación no se plantea con autosuficiencia,
es decir adquisición de tecnología extranjera obtenida en un
mercado de transferencia de ella, generando muchas veces
dependencia, cuando el retraso histórico de una nación va acompañado
de una falta de inversión en el. desarrollo científico y tecnológico.
El impacto de los recursos tecnológicos en la conformación del
aparato productivo de esta sociedad tecnologizada, resulta entonces
vital, siendo las nuevas tecnologías de información y comunicación,
un primer antecedente que nos hacen pensar que estamos en una nueva
sociedad y en una “nueva cultura docente”; ya que la informática,
la electrónica, las telecomunicaciones, la ingeniería genética,
junto a las tecnologías de automatización como la robótica,
transforman el aparato productivo, la gestión, la convivencia, las
nociones de espacio, de tiempo, de comunicación y es entonces que
se nos hace indiscutible sentir que estamos en una nueva lectura
educativa y cultural.
Un cuarto antecedente son los enfoques que la ciencia y la tecnología
tiene cuando se la incorpora en la enseñanza obligatoria escolar,
dado que se aborda desde la formación técnica de los potenciales
trabajadores por una parte, concentradas en visiones determinista
del desarrollo tecnológico porque se centra sólo en los productos
y los procesos tecnológicos, o bien focalizados en la preparación
de futuros científicos generadas sobre una concepción científica
dogmática, neopositivista, utilitaria e instrumental de la ciencia,
paradigma dominante en los centros docentes de formación docente
y en centros de investigación en ciencias básicas y aplicadas.
(Quintanilla, 2005). Esto
por cierto genera un abismo cuando se trata de resaltar los aspectos
culturales y organizativos de la ciencia y la tecnología, como
necesidades, para no sólo comprender el papel de la ciencia y la
tecnología en esta sociedad, sino más bien, para la formación de
ciudadanos informados, emprendedores, gestores e innovadores de
soluciones científicas y tecnológicas pertinentes y apropiadas a
nuestra realidad y nuestro entorno, -potenciadoras de una mirada ética
en torno a las nuevas creaciones-
En
ese tenor, hoy se miran acciones como las
experiencias exitosas de la llamada industrialización tardía,
-entendidas como políticas que ponen en práctica transformaciones
en la educación y la capacitación , aumentando el potencial científico-tecnológico
del país, con miras a la formación de una moderna ciudadanía,
vinculada tanto a la democracia y la equidad como a la
competitividad internacional-,dado que han permitido a países
como Corea, Japón, Taiwán, entre otros, un crecimiento
sostenido apoyado en la incorporación y difusión del progreso
científico y técnico, potenciado
por la educación y la producción de conocimientos en los propios
procesos de desarrollo; o medidas como la incorporación en muchos
países de una estructura curricular que propende a la transmisión
de una cultura científica y tecnológica,-siendo Chile por ejemplo-
un país que considera obligatoria desde los primeros niveles de
estudio, la formación tanto en Ciencia como en tecnología.
Las prioridades de la formación y las
incertidumbres docentes
No obstante el
curriculum chileno privilegia la lengua y las matemáticas por sobre
el aprendizaje científico y tecnológico,-fuente de gran motivación
de aprendizaje en los primeros niveles- y por otro, la incorporación
de docentes en la enseñanza de estas disciplinas, adolece de un
movimiento crítico que permita la implementación de un área de
dominio disciplinar, que fortalezcan el desarrollo científico y
tecnológico sustentable, e incorpore la alfabetización digital, en
las prácticas experimentales-todos elementos que dan pie para
acortar la brecha científica y tecnológica, desde la escuela-.
De tal manera que la
enseñanza de la Ciencia y la Tecnología hoy no sólo determina
todas las posibilidades de los países como Chile, que se quieren
expandir económicamente, sino que hace imprescindible voluntades
políticas que exijan grandes inversiones en tecnologías para la
educación y en recursos humanos, con el fin de romper con las
concepciones tradicionales de desarrollo científico e industrial,
teniendo en cuenta que la consecuencia adecuada sea dar pie a una
sociedad creativa, comunitaria, respetuosa de su ecosistema y no en
una basada en un culto a la productividad y al solo consumo de
tecnologías ,como un fin en sí misma (Romero,2006).
En este esfuerzo, es
necesario recuperar “como aporte al potencial de desarrollo
humano” a los medios de comunicación y las tecnologías de
comunicación, ya que ellos han modificado las nociones, las
coordenadas de tiempo y de espacio respecto de la ampliación en
nuestra capacidad de transmitir información. Han desarrollado un
mayor nivel de interactividad, cambiando el cometido del emisor y el
receptor, con lo que se plantean nuevas formas de interacción
social. (González Yuste, 2000; p.214). Ellos, hoy en día se asoman
como el principal interlocutor entre la vida política, económica,
social y cultural de las naciones y desconocer que no afectan las
percepciones de los individuos, es como creer que existe una sola
realidad y una sola mirada del mundo.
Hoy existe un
reconocimiento generalizado que el saber
ver (así como el saber pensar) es un tema de aprendizaje, de
tal forma, que frente al surgimiento de nuevos conceptos como
educación audiovisual, lectura de imágenes, lectura crítica de
medios, alfabetización visual y digital, que responden a las
exigencias del mundo actual, surge la emergencia de buscar
propuestas nuevas que estudien la realidad y las construcciones que
los medios emiten respecto de esa realidad en la formación del
profesorado(Romero,2006). Al respecto, Pérez Tornero (2000) señala
que es un hecho aceptado considerar el impacto que los medios de
comunicación y las Tics, tienen en este mundo contemporáneo, así
como el reconocimiento de su incorporación como un elemento de la
cultura, sin embargo, la mayor parte de los sistemas educativos
formales y no formales, no han dado respuesta a ésta influencia,
dando muy poco desarrollo a la Educación en Medios.
Complementariamente, la Educación en Medios y las Tecnologías de
Información, encuentran su máxima expresión, cuando los
estudiantes tienen la oportunidad de “crear y desarrollar”- a
través de los medios- sus propios mensajes, códigos y símbolos.
Por su parte Schaeffer (1990; 196-207) señala que para “leer”
las imágenes, al igual que todos los textos escritos, no se ha de
olvidar que es necesario aprender simultáneamente a “escribir”.
Las dificultades han surgido en la escuela que no ha hallado un
“lugar bajo el sol” en esta sociedad de nuevas tecnologías y la
incorporación de medios y tecnología por si sola, no ha
solucionado el problema enmascarando como una cortina de modernización
los problemas que se arrastran.(González Yúste, 2000;p.201). El
problema es que los maestros no demandan tecnología porque no están
en ese mundo; siguen en la cultura en que predominaba lo alfabético
fonético. Las empresas de tecnología ofrecen productos que la
educación no demanda y como “no se puede” dejar de comprarla,
está terriblemente subutilizada. Los maestros siguen con el
paradigma tribal de la enseñanza basado en la exposición por la
palabra, subutilizando también la importancia del libro (Etchegaray,
2001). Morduchowicz (2003) sostiene que “Los medios de comunicación,
y más recientemente las nuevas tecnologías, modifican nuestra
percepción de la realidad, nuestra actitud ante el conocimiento y
nuestra manera de concebir el mundo. Precisamente porque los medios
son, ellos mismos, una representación del mundo”.Por tanto,
argumenta que si los medios de comunicación actúan como mediadores
entre la realidad y la sociedad, se hace necesario desvelar las
formas en los que ellos nos muestran el mundo, siendo necesario
considerar la necesidad de formar a las personas.
De esta manera “los
medios, como sistemas de representación, construyen lugares y
espacios desde donde los sujetos que participan de la educación
formal y informal y no formal pueden ubicarse y hablar. Nos dicen
que significa ocupar y pertenecer a una posición y a una identidad
particulares, y que se siente al estar excluido de ellas. Proponen
sistemas de clasificación y establecen los límites simbólicos
entre lo que se incluye y excluye. Sugieren lo que es normal y
definen quien pertenece y quien está fuera de esa normalidad”.
Por
estos días, ya la integración de los medios de comunicación
con la informática y la digitalización de la información, apoyada
en la “convergencia tecnológica” se convierten en procesos
socioculturales que hacen que la sociedad reciba información
mediada por los medios de comunicación en todos los procesos
educativos. Pérez Tornero
(2005; 21-24) señala que hace algunos años la Educación en Medios
se preocupada de los medios de masas tradicionales: la prensa, la
radio, el cine, y la televisión. Sin embargo, hoy día Internet y
la Web están ocupando un lugar esencial en la educación en medios,
(…) en los últimos tiempos, se aprecia una nueva convergencia. A
medida en que los medios audiovisuales se van digitalizando, y en la
misma medida en que para el desarrollo del WEB se están empleando técnicas
y métodos de trabajo procedente del mundo mediático tradicional,
la conexión entre la alfabetización digital, de un lado y la
Educación en Medios por otro, es ya una realidad.(…) de este
modo, está surgiendo un nueva Educación en Medios
y con medios que no sólo asume lo que ya ha aportado la
educación en medios tradicional, sino que incorpora todo el acervo
de conocimientos y actitudes ligadas a las nuevas tecnología o a la
denominada alfabetización digital.
Ciencia y valores para
una cultura ciudadana de la innovación tecnológica
Por
tanto, los retos de este concepto en evolución, se encaminarán
hacia el cambio teórico efectivo que incorpore el lenguaje de la
informática, del multimedia interactivo y de la realidad virtual,
junto con la incorporación de un espectador docente que no sólo es
crítico frente a los medios, sino también es participante
creativo, en tanto interviene como emisor, participa en
relaciones de comunicación interactiva y se convierte con
facilidad en creador y autor de mensajes con sentidos y valores
intencionados, cambiando así las relaciones de comunicación y
poder entre el profesor que sabe ciencia y tecnología y el
estudiante que habrá de aprenderla.
En
esta perspectiva la UNESCO desde 1979 ha venido apoyando la
incorporación de la Educación en Medios en el curriculum, dado que
tanto los sistemas formales e informales de educación “Apenas se movilizan
para desarrollar la educación relativa a los medios de comunicación
o la educación para la comunicación, existiendo brechas que
separan las experiencias educacionales que proponen estos sistemas y
el mundo real en que viven los hombres, imposibilitando
la preparación de los ciudadanos para el ejercicio de sus
responsabilidades, frente al avasallador desarrollo de las tecnología
de la comunicación” (UNESCO, Grünwald, 1982). En consecuencia, nos resulta evidente
que un cambio de época trae consigo inevitablemente ajustes y
desajustes, incertidumbres y desconciertos, rompimiento de
relaciones y jerarquías y establecimiento de otras nuevas. Como
todo nacimiento, de manera paulatina, se van construyendo nuevas
lealtades y destruyendo otras en los distintos planos de la acción
humana: económico, político, cultural y social. En el nuevo juego
inter e intra sistémico, se va produciendo una nueva ciudadanía
que responde a la reconsideración de la valoración de los
elementos que están en juego o, según los casos, a los modos como
entran en interacción los distintos subsistemas y sus elementos,
debido a los nuevos modos de intercambio que modifican los
itinerarios y las jerarquías de los que interactúan en ellas.
Hay avances en los conocimientos científicos y
tecnológicos muy grandes que se potencian entre sí para avanzar
cada vez más rápido, pero que han dejado fuera al sistema
educacional que ha permanecido como en una burbuja. Las
concepciones “dogmáticas” acerca
de y sobre las
ciencias naturales y de la tecnología han girado en sus órbitas
propias dejando fuera la educación. La educación trata por presión
externa de consumir los productos elaborados por ellos sin haberlos
“encargado” previamente.
Quisiéramos resignificar
el nombre de ciencias naturales como ciencias naturales del
hombre o ciencias humanas naturales, apropiando la visión epistemológica
naturalizada que hemos venido sosteniendo en otros trabajos y
cuerpos de investigación (Quintanilla, 2005; Quintanilla, Izquierdo
& Adúriz-Bravo, 2005).
Las históricamente llamadas “ciencias humanas” (filosofía,
psicología, sociología, teología, etc.), necesitan el aporte de
las ciencias naturales para dar la respuesta a tantos problemas y
preguntas que nos formulamos sobre el hombre y el mundo. La ciencia
y la tecnología han penetrado en el macro, meso y microcosmos y nos
dan algunas respuestas más rápidas y menos “elucubradas” o nos
hacen preguntas que sentimos como ataques y de las cuales nos
defendemos con una parcelación del saber ya insostenible.
Necesitamos todos salir del reduccionismo epistemológico en
que nos encontramos, puesto que hacia allá apuntan los intentos de
interdisciplinariedad y de transdisciplinariedad que implica una
nueva racionalidad moderada de la construcción de conocimiento, en
términos de Izquierdo (2001). Si el positivismo le preguntaba a las
cosas mismas por su verdad, ahora, con las ciencias naturales y la
tecnología le podemos preguntar al hombre por su ser y sentido,
complementando, reestructurando o cambiando las anteriores
respuestas. Podemos preguntar en el macro, meso y microcosmos.
Revalorizamos entonces el valor de la ciencia y tecnología al
servicio de la explicación y sentido de la vida humana. La tarea de
la formación inicial y continua del profesor de ciencias naturales
y tecnología se amplía y se enlaza con las así llamadas ciencias
humanas, aunque cabe la pregunta ¿acaso la ciencia no es una
actividad profundamente humana? ¿Qué ha caracterizado el
reduccionismo y la clasificación de la producción del conocimiento
en los últimos ciencuenta años? O ¿acaso no somos conscientes de
que la educación se ha de asumir de manera no restrictiva y
convergente?
Algunas directrices teórico-metodológicas para promover el cambio
innovativo en CYT
Sin lugar a dudas, la presencia de la Educación en Medios, en educación,
como en el conjunto de las actividades socio.-culturales, será cada
día una realidad más requerida. La investigación sobre la
experiencia y los significados sobre y acerca de la ciencia
y la tecnología que
ésta tenga para los individuos, respecto de las representaciones
que los medios posibiliten, permitirá tomar un rumbo que hará
necesario conducir intencionadamente un proceso, que vaya haciendo
fuerza respecto de este problemática, no siempre vislumbrada por
los investigadores en educación u otros especialistas. En este
sentido, la incorporación de la Educación en Medios en el campo de
la formación de docentes, no sólo incorpora los lineamientos
sostenidos por la UNESCO en el documento de Sevilla 2002, referido
al área de políticas que intencionen entrenamientos para docentes
en estas materias, sino que deja abierta un conjunto de
cuestionamientos, posibles de ser abordados como temáticas de
investigación dentro de la línea de investigación de Educación
en Medios (Romero,2006).
Por estas razones y siguiendo los planteamientos de teóricos
como, Masterman(1993),Piette(2000),García Matilla(1987),Pérez
Tornero(2005), entre otros, deberían en Chile considerarse políticas
públicas que con la misma fuerza con la que se sostiene la
alfabetización digital y las nuevas tecnologías, se amplíe el
concepto, hasta incluir a la Educación en Medios con medios y desde
los medios como un área integradora, que posibilita concepto más
amplios que la sola instrumentalización o el uso funcional de la
tecnología, por uno que potencie la competencia comunicativa
en la formación de docentes, permitiéndole- a la Educación en
Medios- actuar como un nexo entre los saberes
erudito científicos, pedagógicos, psicológicos y didácticos
de un docente, a saber:
· Analizar distintas fuentes de
información, que desde el análisis de datos irreducibles permita
recuperar y construir el legado histórico, social y medio ambiental
que tanto la ciencia como la tecnología a aportado a la humanidad,
comprendiendo en ese análisis las problemáticas que las suscitaron
y la proyección de éstas en la vida moderna, encaminada hacia la
construcción de un nuevo siglo, de una nueva sociedad (Quintanilla,
2005).
· Caracterizar con la ayuda de
medios tecnológicos, representaciones y perfiles epistemológicos
de los distintos modelos que han caracterizado el hacer científico
y tecnológico en la historia de la ciencia, resituando críticamente
los paradigmas que en ellos subyacen y que coexisten con las nuevas
visiones de mundo.
·
Producir mensajes y comunicar, por medio de
distintos medios tecnológicos, reflexiones
teóricas que posicionadas sobre teorías científicas, métodos
e instrumentos, permitan al científico o tecnólogo en formación,
discriminar respecto de la evolución histórica de dichas teorías
y su complejidad para consensuar criterios de intervención en el
mundo(Quintanilla, Izquierdo & Adúriz-Bravo,2005)
·
Diseñar, producir y evaluar medios que
permitan más bien al estudiante
acercar las dimensiones de la ciencia y tecnología erudita,
a la enseñanza escolar, de manera de posibilitar enlaces con el
desarrollo vocacional de potenciales científicos y tecnólogos.
·
Apropiarse de procedimientos tecnológicos, tanto mediales
como virtuales, que permitan al enseñante y al estudiante, ayudar a
analizar crítica y creativamente, en los productos científicos, el
diálogo entre el hombre y el desarrollo sustentable del mundo en la
historia de la ciencia, desde una mirada ciudadana de activa promoción
de los derechos humanos (Alvarez Lires, M; Quintanilla, M.; Pérez Rodríguez, U., Solsona,
N.,2005).
·
Conocer y producir medios tecnológicos que
permitan al profesor y
al estudiante, paliar carencias experimentales usando medios
virtuales , posibilitando así la promoción de la equidad y calidad
de la enseñanza científico-tecnológica.
·
Seleccionar información producida en
distintos medios tecnológicos, que dando cuenta de problemáticas
sociales emergentes, sea posible deconstruir la naturaleza histórica,
del fenómeno científico y tecnológico que le subyace, el enfoque
de Ciencia y Tecnología, los métodos e instrumentos, y los
alcances humanos, éticos
y valóricos, amparados en las declaraciones de derechos humanos, la
libertad y la condición humana (Quintanilla, 2005 ;
Quintanilla,Macedo & Katzkowicz,2005).
Un
abordaje de esta naturaleza, creemos
permitiría la evolución conceptual de un paradigma
positivista dominante hacia una visión naturalizada de la ciencia
(Quintanilla,2006b) con la emergencia que imponen los procesos económicos
de globalización, en tanto los enseñantes- y por ende los
aprendices -dominen los conocimientos que la ciencia y tecnología
han posibilitado, pero resignificados críticamente desde los códigos
de la expresión audiovisual, en interacción, desde su propia
ideología, sus sensibilidades y emociones, desde los propios
valores suscritos, desde el contexto social y cultural, desde la
propia historia de la ciencia en que están insertos, pudiendo
fomentar una cultura de ciudadanos, y/o científicos y tecnólogos
críticos activos, con capacidad para participar de la vida
ciudadana, responsablemente, porque se asume en esta forma de enseñar,
un concepto de comunicación multidimensional y multidireccional,
aportado específicamente desde la enseñanza y aprendizaje de la
ciencia y la tecnología. Nos parece que este aprendizaje deberían
realizarlo juntos los profesores y los estudiantes tanto en la
Educación Básica como en
la Media y en la Superior. Los dos tienen que aprender y
probablemente los estudiante estén en mejores condiciones de
aprender que los profesores.
Algunas experiencias en
Chile
La naturaleza y sentido de las reflexiones teóricas e innovaciones
anteriores basadas en la didactología
como metaciencia puede contribuir a mejorar la calidad del currículum
de formación inicial de profesores de ciencia y tecnología,
y favorecer con ello un estilo más comprensivo para enseñar,
aprender y evaluar. Sabemos que estas innovaciones son complejas
y requieren opciones institucionales cuya transformación
opera no solo en el replanteamiento de las ideas teóricas o de las
estructuras operacionales de los modelos de formación inicial de
los docentes, sino que, sobretodo y, por esencia, en un nuevo
sentido de la cultura docente como lo hemos venido sosteniendo en
este artículo(Quintanilla,2006b).
En Chile,
particularmente en el Departamento de Didáctica de la Facultad de
Educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, hemos
introducido paulatinamente en los últimos cinco años, la temática
de la innovación científico-tecnológica a través de la
didactología como metaciencia
desde una postura crítica
en diferentes niveles: el programa de formación pedagógica para
científicos, los Seminarios interinstitucionales de formación
científica y docente, el desarrollo de Tesis de maestría y
doctorado vinculadas a problemas de enseñanza científica en el área
de la biología, la física y la química y la constitución de un
Equipo multidisciplinario de formación, investigación y producción
de material científico con fines docentes: el Grupo GRECIA. En cada
uno de estos ámbitos de formalización, la idea central es
potenciar la idea de que la didáctica de las ciencias se constituye
en un cuerpo de conocimientos que opera sobre la base de una visión
naturalizada de la ciencia y su enseñanza (Quintanilla, Izquierdo,
Adúriz-Bravo, 2005). En este sentido hemos desarrollado libros de
textos escolares, modelos teórico-metodológicos, instrumentos y
estrategias de evaluación
y cursos de doctorado especializados en temas tales como: resolución
de problemas científicos en el aula, prácticas experimentales,
historia de la ciencia y didáctica, metodologías de investigación
en didáctica de las ciencias experimentales, por nombrar sólo
algunos.
Actualmente, estamos trabajando en propuestas de cursos de
profundización institucional y en
la elaboración de materiales para incorporar otros temas de
las metaciencias tales como la epistemología
y la historia de la
ciencia en la formación inicial
del profesorado, del mismo modo que continuamos preocupados de la
formulación de modelos teóricos para incorporar las metaciencias
en la formación continua del profesorado de ciencias naturales y
tecnología Algunos de nuestros materiales ya han sido publicados y
se están utilizando en grupos de innovación docente y de
investigación, conscientes de la coexistencia y persistencia de
ideas sobre la naturaleza de la ciencia que deben todavía
evolucionar hacia nuevos modelos
epistemológicos y didácticos.
Epílogo para el debate
educativo, social y cultural
Creemos
vital que la toma de decisiones políticas, considere en sus bases,
los conocimientos sustentados por investigaciones en didáctica de
las ciencias naturales, de las ciencias de la comunicación
y de la pedagogía, con el fin de implementar de un vez por
todas, los hallazgos teóricos y posibilitar estos procesos
transformadores de manera innovadora y actualizada a los tiempos que
se viven y para el que los docentes son un eje irreducible de
relevancia, compromiso e impacto. Por otra parte al asumir parte de
la propuesta que se hace desde la UNESCO, la Educación en Medios,
está sostenida desde la educación de los individuos, pero no
limitado por los procesos de escolaridad, sino que mantiene la idea
de la educación permanente, sistemática y continua. Desde esta
perspectiva, la responsabilidad social que tienen los distintos
organismos que componen la estructura orgánica, económica, social,
intelectual y cultural de nuestro país, se torna fundamental,
frente a ampliar y posibilitar los espacios de participación
ciudadana, en temáticas donde la educación científica y tecnológica
“no formal”, se levante no sólo en una agenda pública, frente
a temas de seguridad social, campañas de salud y otras temas
emergentes instalados como agenda socio-política, sino, “por
acciones educativas permanentes” que orientan pensamientos y
configuraciones de sentido, surgidas desde las experiencias que el
desarrollo científico y tecnológico, interpela, tanto a nivel
local como global, para constituirse como políticas que claramente
plantean una diferencia, que avanza desde los organismos reguladores
que determinan, accionan y norman el desarrollo científico y tecnológico
público, marcando la pauta de los incluidos, como también de los
excluidos en los procesos sociales de desarrollo científico y
tecnológico, hacia organismos que asumen un rol de responsabilidad
social frente a la educabilidad de la ciudadanía en estas materias.
Seguramente no vamos a explicar completamente al
hombre, pero estaremos más cerca de lo que habíamos estado antes.
Nuestras elucubraciones mentales propias de las ciencias humanas
podrán suscitar hipótesis científicas y los descubrimientos científicos
suscitarán debates y reformulaciones de las hipótesis humanistas y
teológicas. La verdad
más desnuda que antes, mejor entendimiento sin tantas ideologías
pero no sin ellas…Más flexibles y abiertos al cambio… del mito
pasaremos al estado de logos, y de ese mismo logos que derrumba el
mito saldrá una semilla de otro mito, pues el hombre es un saber
inacabado y no puede vivir sin respuestas y lo que no sabe lo
inventa, y así va avanzando entre la razón y el sueño. No podemos
dejar de preguntarnos tanto a partir del mito o sueño como de la
realidad. Lo anterior
cambia, enriqueciendo, las bases de la convivencia cuidadana: más
posibilidades de inclusión; más claridad en la etiología de la
soledad, marginalidad y agresividad; menos prejuicios ideológicos,
mejor reconocimiento de las identidades junto con la disminución y
aclaración de las diferencias.
La ciudadanía “dependerá, en una medida muy
importante, de las virtudes, conocimientos y destrezas que el
sistema escolar e su conjunto, en sus diversas calidades y
en sus diversos niveles, y a pesar de su heterogeneidad, sea
capaz de expandir en las nuevas generaciones” (Informe Comisión
Formación ciudadana. Diciembre 2004).
Cambio en la cultura ciudadana, que parte del cambio de la
cultura científica y tecnológica de los profesores de todos los
sectores del aprendizaje escolar. Cambio en la cultura
científica y tecnológica de los docentes universitarios que
forman a los futuros
profesores. Cambio en la cultura segmentada y antagónica de los
científicos y tecnólogos
enfrentados a los (mal) llamados humanistas. Cambio que, lógicamente,
aparece como lineal,
pero que en la realidad tiene que, creemos ha de concebirse en tres
campos estructurantes: el educativo escolar-universitario, el
profesional científico-tecnológico y el
social-cultural-comunicativo.
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Se entenderá la acción
comunicativa desde la teoría de la acción de Habermas como
marco para explicar los actos comunicativos, específicamente en
lo relativo a la educación formal o no formal. Por lo tanto las
competencias que estarían dentro de ella son la expresión, la
capacidad de escucha y la interpretación, entre otras,
referidas siempre al esfuerzo que implica darse a entender y
poder comprender al otro.)
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