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Trabajo final de cursada, julio de 2013

Profesora: Dra María del Carmen Valerio

Profesor de Trabajos Prácticos: Lic Álvaro Flores

Estudiante: Jonatan Pinelli

En el presente trabajo se realiza una breve caracterización sobre dos emprendimientos económicos llevados adelante en la localidad de Sierras Bayas dedicados al turismo rural.

Sierras Bayas es un localidad que se caracteriza por su fuerte actividad minera a lo largo de todo el siglo XX impulsada por los flujos migratorios europeos que traían con ellos una fuerte tradición picapedrera. Según datos oficiales Sierras Bayas se fundó el 20 de octubre de 1879[1] y la fuerza productiva en la extracción de sus recursos naturales ha conllevado a que sea la localidad serrana más poblada del partido de Olavarría; dentro de las actividades laborales y productivas se destacan el trabajo en las canteras de piedra dolomita (y otras), el trabajo en las fábricas cementeras o caleras, y, el transporte de camiones. Por lo tanto, podemos decir que es un pueblo que se ha desarrollado en base a las actividades extractivas de recursos naturales que sirven de materia prima esencial en el proceso de transformación e industrialización del cemento portland y diversas variedades de piedras calizas y otras arcillas.

Al momento de pensar la ruralidad es imprescindible descartar las viejas dualidades reduccionistas, que pensaban lo rural como algo opuesto a lo urbano, en base a una serie de caracterizaciones que definían al mundo rural como un espacio aislado, auto-contenido, con poca o nada propensión al cambio, mientras que lo urbano era el símbolo del desarrollo y la cumbre de los ideales a seguir. Este ideal se basaba en el paradigma de la industrialización que se plasmaba en las grandes metrópolis concentradoras de los principales organismos financieros y de gestión del Estado. Ante esto, consideramos a la ruralidad y a lo campesino como un concepto polisémico, integrado a la complejidad cultural de la sociedad globalizada, que incluye nuevos actores sociales donde la alteridad se transfigura y se vuelve pre-reflexiva (Grimson, 2011).

Siguiendo a esta idea, lo rural y lo urbano están imbricados recíprocamente bajo interdependencias múltiples, movilizadas por la rueda de un mismo sistema estructural de producción capitalista que les da sentido, tomamos la definición de ruralidad surgida a partir del 1er. Congreso Argentino y Latinoamericano de Antropología Rural bajo la iniciativa del NADAR (1985):

“La construcción de un campo específico de indagación científica que podemos calificar como Antropología Rural. Provisoriamente, lo definiríamos como aquella parte del quehacer antropológico que, desde un enfoque antropológico-social, tiene como objeto de investigación, reflexión y/o acción principal, a las relaciones sociales vigentes en áreas campesinas, y/o que aborda problemáticas relacionadas con agentes sociales estructuralmente vinculados al hábitat rural” (Ratier, H. Monografías N° 6, 1986).

Así, se evidencia que a partir de allí, lo rural especifica su sistema productivo, desaparecen los elementos que lo abordaban desde enfoques micro-sociológicos, además se aleja de las concepciones que sólo buscan rescatar los elementos románticos -tradicionales/particulares- planteados en los primeros estudios de la sociología rural norteamericana bajo el marco teórico del continuum folk-urbano propuesto por Redfield (Ringuelet, R., ibid).

De esta forma nos encontramos frente al complejo dual rural/urbano vinculado dialécticamente por la estructura económica de la sociedad, situados en un momento histórico específico y articulado por el modo de producción de ese período. Así entendido el hecho rural incorporado al contexto social de producción, ofrece diversas explicaciones sobre los hechos sociales que se desatan en el ámbito rural, considerando las innovaciones técnicas, las formas de organización productiva y las tendencias hacia la conformación de la sociedad industrial-urbana (Ringuelet, R., ibid).

Experiencia de campo: (11 de junio, 2013).

En nuestra experiencia de campo llevada adelante en la localidad de Sierras Bayas, visitamos a dos familias propietarias de emprendimientos complementarios, denominados Rincón Soñado y Quincho Ensueño, los mismos se dedican al ofrecimiento de servicios de descanso, recreación y esparcimiento al aire libre, enmarcados dentro de los diferentes proyectos turísticos que se están llevando adelante en la zona.

En el caso de Rincón Soñado sus actividades comienzan en el año 2008, ofreciendo alojamiento en una cabaña para cuatro personas. Hoy cinco años después cuentan con cuatro cabañas en funcionamiento[2], una en restauración, han adicionado servicios gastronómicos en los fines de semana (asados por aviso los domingos al mediodía) y se encuentra en curso un proyecto de edificación de un salón para celebrar grandes eventos -casamientos, cumpleaños o reuniones empresariales-[3].

El predio de siete hectáreas, donde se emplaza el proyecto turístico, fue la tierra que el bisabuelo de los actuales emprendedores le compró al ferrocarril, dado que en la zona contigua –hoy separada por un camino vecinal- se encuentra el cerro que el Estado le había cedido en concesión para la explotación minera. La familia es una de las primeras en llegar a Sierras Bayas a dedicarse a la extracción de piedra dolomita. La propiedad, vista desde el aire, tiene forma de triángulo estando delimitado por las vías del ferrocarril y el camino vecinal que sirve de límite con la cantera que la familia explotó durante varias décadas.

En un primer momento la actividad minera estaba en manos de los integrantes de la familia y aún hoy existen las cinco casas que el jefe de familia construyó para él y para las familias de sus hijos; de este modo, las cabañas que sirven de alojamiento para los visitantes son fuente de la restauración de aquellas casas con estilos italianos, propios de principio del siglo XX que marcan una identidad. A medida que este emprendimiento turístico avanza se van restaurando nuevas casas para ofrecerle a los turistas.

Rincón Soñado se caracteriza por su ambiente familiar, ya que todas las actividades que se llevan adelante quedan a cargo de los dos matrimonios responsables del emprendimiento, y por la tradición de una familia dedicada a la extracción de materias primas a través de la minería. Así, en el predio dedicado al descanso y el esparcimiento nos enfrentamos a un paisaje construido por vagonetas y otras herramientas clásicas de la actividad minera, los pisos de las cabañas están revestidos con baldozones de piedra dolomita pulida, la arboleda que protege a las casas da signos de varias décadas de ocupación. El cuidado de los detalles y la sobriedad de los espacios interiores son una muestra implícita del ambiente austero que se ofrece, quizá algo típico en las familias italianas asentadas en la región pampeana, o, “pampas gringas”.

La propiedad de esta tierra cedida por herencia familiar si bien resignifica como un valor positivo que Sierras Bayas sea una ciudad minera, no queda afuera de los daños y molestias que acarrea este tipo de actividades productivas dentro del espacio urbanizado. En la actualidad la familia ya no se dedica a la actividad minera y el cerro hoy se encuentra en explotación bajo otro concesionario, ello ha acarreado inconvenientes, como los ruidos de la extracción y las voladuras de piedra, a pesar de estos problemas, una de las propietarias expresa: “nosotros queremos coexistir, no queremos que sea como en Tandil, no queremos combatir la minería. Queremos que puedan convivir la minería y el turismo”. El conflicto se resolvió a través de la agencia de Desarrollo Local de Olavarría (ADELO) que medió para regular el régimen y la intensidad de las voladuras, dado que las detonaciones despedían “cascotes que caían en el techo de las cabañas”. Finalmente, llegaron a que se pueda ejercer un control sobre el volumen de las detonaciones y, también, exigir un sistema de riego en la cantera para minimizar el polvillo que sobrevuela sobre el aire. De todos modos durante nuestra visita pudimos comprobar que estos esfuerzos son insuficientes, el polvillo suelto en el pasto se iba  adhiriendo a las partes bajas de nuestros pantalones, los zapatos se veían envueltos por un color grisáceo y las hojas de las plantas con una buena cuota de polvo. Cuestión que nos hizo recordar las cenizas volcánicas del 2011, que venían desde la Patagonia transportadas por los vientos[4].

Retomando el proyecto del salón de fiestas, el mismo tiene como finalidad la simulación de una estación ferroviaria, dado que los emprendedores han obtenido en comodato un viejo vagón de pasajeros que estaba abandonado en la estación de Santa Luisa y la vieja locomotora que se encontraba en el parque zoológico municipal La Máxima. Con respecto al itinerario que debieron seguir para poder transportar estas moles de hierro nos decían: “con la locomotora fue fácil porque lo gestionamos directamente con el municipio y ADELO nos ayudó mucho. Además la locomotora en La Máxima era un aguantadero, los chicos se caían y se golpeaban, por lo que se había vuelto peligroso. Entonces nos la cedieron en un comodato por cuarenta años”. El vagón está siendo completamente restaurado y, estacionado sobre un andén imaginario, será la casa de comidas, tiene una vista muy amplia de las depresiones del sistema serrano hacia el Este, nos decían que cuando el horizonte no está turbio por el polvillo o por la niebla se puede ver las torres del Monasterio Trapense Pablo Acosta y del Arsenal Naval Azopardo. Para acceder al interior del futuro restaurant se debe ingresar y recorrer la sala de espera de la terminal ferroviaria. El proyecto es de carácter innovador, en comparación con otras propuestas de distintos servicios que ofrece el sector turístico rural de Olavarría, Rincón Soñado ganó el Proyecto Innovador otorgado por ADELO; la propietaria del lugar en la entrevista afirmaba: “nos dieron $35.000 pero con eso no haces nada (entre risas) y no existen posibilidades de acceso al crédito ni desde organismos municipales, ni provinciales”. Asimismo, ADELO les otorgó $50000 para invertir en el salón de fiestas y $6000 para la construcción de las piletas, las otras fuentes de crédito para la financiación las obtienen por créditos personales y respecto a esto aclaran: “para obtener a través de la Secretaría de Turismo hay una exigencia de un mínimo de tres años de facturación”.

En todo momento se hace referencia a la perspectiva a largo plazo de esta propuesta turística, los cuatro integrantes de este emprendimiento trabajan como empleados profesionales y van aumentando el capital a medida que aumenta la demanda de los turistas, podemos decir que si bien desde el momento cero de este emprendimiento contaban con algo elemental como es la posesión de la tierra y una buena infraestructura edilicia, el resto lo van haciendo a paso lento, la entrevistada comenta: “es un trabajo de hormiga”.

Quincho el Ensueño, “vinimos a criar pollos de campo, sin tanta porquería que comemos. Nos fue mal, las empresas los sacan de tres kilos en dos meses y medio, es difícil competir. Entonces ahí hicimos el quincho y la pileta”. Familia de trabajadores nativos de Sierras Bayas.

Este emprendimiento turístico nace a consecuencia de una enfermedad terminal del miembro más joven de los cuatro integrantes que componen la familia. Con la visión reducida al 10% y con el diagnóstico de padecer el Síndrome de Marfan (enfermedad genética) el hijo menor de esta familia nunca podría integrarse al mercado laboral formal. A los 21 años de edad con el corazón envejecido, falleció tras una arritmia cardíaca. Este golpe parece haber sido brutal para la familia, hoy varios años después todavía se les quiebra la voz y se desprende alguna lágrima contenida al recordarlo. Los padres nos decían: “esto se abrió para él, no iba a poder trabajar en una empresa. Él hacía el invernadero, nunca faltaba la verdura en el invierno. Pero bueno, tenemos que seguir por los que quedan, y acá estamos”.

Los dos varones de la familia (el padre y su hijo) trabajan como operarios en fábricas de cemento, la mujer se dedica al mantenimiento del quincho y la pileta climatizada, mientras su esposo con más de treinta años de antigüedad en la fábrica espera jubilarse con un retiro voluntario.

Este emprendimiento de carácter recreativo también tiene en su horizonte el ofrecimiento de hospedaje para visitante de otras ciudades, es así que al momento de nuestra visita estaba en construcción una vivienda prefabricada de planchas de durlock[5]. Sin embargo, no está presente una intencionalidad empresarial como vimos en Rincón Soñado, ya que Quincho Ensueño se sustenta, únicamente, a partir del sueldo de fábrica que recibe el jefe de familia y la exclusividad de la mano de obra familiar –típica en cualquier conceptualización que se quiera establecer sobre los trabajadores rurales (véase, Bartolomé 1974, Archetti y Stölen 1975)-. Sentados en mesas largas sobre tablones y comiendo pizzas que había preparado la señora, su marido nos decía: “Esto es toda mano de obra nuestra, Sandra ponía pisos, hacía los baños. Lo hicimos por el flaco, pero bueno la vida te da vueltas que uno no sabe. Tengo treinta siete años en la fábrica quiero arreglar y irme antes de los sesenta y cinco”. Y sobre la perspectiva que le dan a este emprendimiento afirman que no es para ellos un comercio: “Uno que viene de abajo lo mira como obrero, no lo mira como un negocio, uno no le puede encarecer el costo a una familia chica”. Mientras que Sandra dice: “Ahora quedo sola, ellos dos trabajan todo el día. Para criar animales hay que estar, llevan mucho tiempo; las ovejas las vendimos en el verano, se pasaban a lo del vecino y nos traían problemas. Teníamos carne de diez ovejas”.

Estos testimonios nos ofrecen un panorama claro de la dimensión subjetiva que sostiene la idiosincrasia de este emprendimiento. Observamos que el capital invertido es acorde a los ingresos de un sueldo, los ingresos de una familia que se sustenta a partir de un trabajo en la fábrica. Si bien el quincho ofrece todo lo necesario para pasar una tarde festejando algún cumpleaños y cuenta con las homologaciones municipales requeridas, llama la atención que la pileta, con agua climatizada por el funcionamiento de una caldera a gas, sea de fibra. A esto lo  podemos tomar como un indicio del esfuerzo que llevó emprender este proyecto, donde es primordial el trabajo familiar y el ahorro en las inversiones; la casa prefabricada en construcción también es un ejemplo de ello. Por otro lado, contrario a lo que pudimos conocer en Rincón Soñado, este emprendimiento nunca recibió el acompañamiento de la Agencia de Desarrollo Local de Olavarría (ADELO).

Queremos finalizar este apartado volviendo a citar el testimonio de los actores, ya que representan de manera muy clara la dimensión subjetiva que sostiene sus actividades: “Somos obreros, cobramos barato por eso, tiene una retribución por otro lado que no es económica. La gente nos sacó adelante con la muerte del flaco, nos llamaban por teléfono para levantarnos. Entonces poniendo más en juego el sentimiento que lo monetario haces feliz a alguien con algo insignificante”.

Conclusiones:

Hemos visto de manera breve a partir de los dos casos testigos que citamos como referentes empíricos, buena parte de las conceptualizaciones sobre la ruralidad surgidas a partir de la globalización capitalista consolidada en la década del ´80 y, principalmente, desde las nuevas relaciones sociales que se dan en el agro pampeano posterior a la crisis del 2001 en nuestro país; profundizándose “la clásica heterogeneidad del agro argentino” (Gras y Hernández, 2009). De este modo, nos encontramos ante un escenario socio-productivo reconfigurado a partir de una nueva articulación que se da entre el campo y la ciudad, en base a un paradigma establecido por los complejos agroindustriales –constituidos a partir de la transnacionalización de capitales, la digitalización de las comunicaciones y la integración vertical de su cadena productiva- y el aumento del consumo de alimentos en los países del BRIC (Brasil, Rusia, India y China) que impulsaron el crecimiento del sistema capitalista posterior al ataque terrorista de las Torres Gemelas en Estados Unidos.

Pasada la crisis neoliberal sufrida en Argentina durante los ´90, nos encontramos frente a una situación macroeconómica que supo reacomodar su sistema productivo re-estructurando buena parte de sus obligaciones de pago con la banca financiera internacional (Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional principalmente) basándose en los altos índices de productividad de cultivos líderes en el comercio internacional de granos. El nuevo paquete tecnológico de la agricultura industrial que asoció la siembra directa, las semillas transgénicas y el glifosato fue fundamental. Estos nuevos comodities ubicados a un valor nunca antes alcanzado, debido a la alta demanda de los principales países consumidores de alimentos, ayudaron a ubicar en una nueva posición económica a la Argentina desde las vertientes del modelo agropecuario empleado en la región pampeana. Estas nuevas formas de producir amplió sus fronteras gracias a las nuevas oportunidades que ofreció el glifosato, principalmente. En una entrevista con un agrónomo productor de granos semilla (speciality) nos decía “el glifosato fue la clave para este salto productivo, es esencial, y entre otras cosas te ayuda a ahorrar agua porque mata todo y así el cultivo no tiene competencia con otras especies asociadas”.

Ante este nuevo escenario de reactivación económica el campo y la ruralidad se encontraron favorecidos, ya que los complejos agroindustriales a partir de la integración vertical que realizan con los diferentes actores de la cadena productiva, quienes responden al modelo neoliberal planteando a la producción como: “del campo al plato”, caracterizando la innovación, el conocimiento y la gestión empresarial del capital como elementos fundamentales para ser competitivos. De esta manera, nacejunto a los comodities, la posibilidad de generar valor agregado a todo un conjunto de recursos surgidos en el campo que pueden ser intercambiados como mercancías.

El nuevo modelo colocó a muchos productores y empleados de fábricas en un estado de crisis y sembró la incertidumbre si irse o quedarse en el campo. En ese escenario, los actores crearon nuevas estrategias, entre ellas, el advenimiento de este nuevo escenario socio-productivo que permite que el conjunto del ambiente rural sea ofrecido como una especiality comercializable ante la consolidación de un consumidor globalizado, promoviendo el surgimiento del turismo rural como una nueva posibilidad a quienes eligieron quedarse en el campo, marcando un contrapunto para quienes postularon el fin del campesinado (Hernandez V., 2009. Teubal, 1998, 2001. Hernández R., 1993.).

La precarización laboral así como la proletarización del campesinado ha avanzado, y por esto es necesario tender hacia la pluri-actividad y el surgimiento del turismo rural para contrarrestar los niveles de pobreza en el campo. Según Sevilla Guzmán (2000) el ejemplo del Desarrollo Rural Integrado llevado adelante por algunos países europeos y latinoamericanos muestra como principales objetivos, estudiar el desempleo y la necesidad de reavivar social y económicamente las áreas afectadas de manera fuerte y conflictiva, buscando actividades complementarias para generar renta ante el avance del paradigma modernizador de la agricultura industrializada (Sevilla Guzmán, 2000).

Bibliografía:

ARCHETTI, E. y STÖLEN, K. (1975). Explotación familiar y acumulación de capital en el campo argentino. Siglo Veintiuno editores, Buenos Aires.

BARTOLOMÉ, E. (1975). Colonos, plantadores y agroindustrias La explotación agrícola familiar en el sudeste de Misiones. Desarrollo Económico. Vol. XV Nº 58.

HERNÁNDEZ, V. (2009). La ruralidad globalizada y el paradigma de los agronegocios en las pampas gringas. (Gras C. y Hernández V. coord.) Biblos: Buenos Aires.

HERNÁNDEZ, R. (1993). Teorías sobre campesinado en América Latina: Una evaluación crítica. Revista Chilena de Antropología. 12, 179-200.

HERNÁNDEZ, V. y Gras C. (2009). Reconfiguraciones sociales frente a las transformaciones de los 90: desplazados, chacareros y empresarios en el nuevo paisaje rural argentino. (Gras C. y Hernández V. coord.) Biblos: Buenos Aires.

RATIER, H. y R. RINGUELET (1986). Antropología Rural. Monografías N°6. Instituto de Investigaciones Antropológias de Olavarría.

SEVILLA GUZMÁN, E. (2000). Agroecología y desarrollo rural sustentable: una propuesta desde Latino América.

SEVILLA GUZMÁN, E. y M. Soler Montiel, (2009). Del desarrollo rural a la agroecología. Hacia un cambio de paradigma. Documentación Social: Revista de Estudios Sociales y Sociología Aplicada. 155, 25-41.

TEUBAL, M. (1998). Globalización y sus efectos sobre las sociedades rurales de América Latina. Memorias del V Congreso Latinoamericano de Sociología Rural. Universidad Autónoma de Chapingo, Mexico.

TEUBAL, M. (2001). Globalización y nueva ruralidad en América Latina. CLACSO, Buenos Aires.



[1]              El censo nacional del año 2001 registró una población total de 3.929habitantes en la localidad de Sierras Bayas.

[2]              Es interesante recaer en los nombres que han escogido para las cabañas, desentendiéndose de las numeraciones clásicas en los proyectos hoteleros. Para este caso se han escogido nombres que en sí mismos ya ofrecen una representación del paisaje pampeano, de su flora y de su fauna. En este sentido las cabañas ofrecidas actualmente son: el zorzal, el hornero, la calandria y la torcaza.

[3]              Inaugurado en febrero de 2014

[5]              , Nunca tuvieron financiamiento estatal,  pero hoy día la han terminado y les ha llegado la inspección

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