Intersecciones en Comunicación

ISSN 1515-2332 (versión impresa)

ISSN 2250-4184 (versión On-line)

Intersecciones en Comunicación.  n.1 Olavarría ene./dic. 2000

LA FRÁGIL VITALIDAD DEL ARAONA, LENGUA  TAKANA DE BOLIVIA

Aproximación general a la situación sociolingüística de una lengua en peligro

Hebe A.  González

Université Lumière Lyon II (Francia)

INTRODUCCIÓN

El presente artículo forma parte de un trabajo descriptivo del Araona[1], lengua de la familia takana, hablada en las cabeceras del río Manupari, provincia de Iturralde en el departamento de La Paz, Bolivia (Plaza Martínez, 1985:23). Trataremos aquí de esbozar el cuadro sociolingüístico de tres lenguas de la familia takana (Cavineño, Takana[2] y Araona) con un enfoque más específico sobre el Araona.

El trabajo de campo ha sido realizado durante el mes de agosto de 1996 en Tumi-Chucua, Riberalta, departamento del Beni, Bolivia. Este estudio forma parte de un proyecto más amplio del gobierno boliviano cuyo objetivo es implementar una política de educación bilingüe de los pueblos indígenas. El Ministerio de Educación Nacional, Sección de Unidad Nacional de Servicios Técnicos y Pédagogicos (UNSTP), la Subsecretaría de Asuntos Étnicos (SAE) y la Confederación Indígena del Oriente Boliviano (CIDOB) participaron en la organización y la puesta en marcha de la acción, cuyo objetivo era el establecimiento de alfabetos para las lenguas amazónicas y la formación lingüística de los hablantes. La coordinación del equipo de lingüistas estuvo a cargo de Colette Grinevald Craig.

Nuestro interés se focalizará sobre el fenómeno de “lengua en peligro” que caracteriza las lenguas de la familia takana, pero que desgraciadamente no se limita solamente a ellas sino que engloba la mayor parte de las lenguas de la selva amazónica. Veremos cómo para cada una de las lenguas de esta familia el proceso que lleva a la desaparición de la lengua presenta síntomas diferentes. En ciertos casos (Cavineño y Takana), el número de hablantes ha disminuido de una manera alarmante durante estos últimos cuarenta años y los hablantes que quedan actualmente son completamente bilingües (Cavineño-Castellano, Takana-Castellano). El Araona, por su parte, se encuentra en la situación opuesta: es verdad que el número de hablantes es extremadamente reducido, sin embargo la mayor parte de ellos es monolingüe. Desgraciadamente, esto no quiere decir que el Araona no esté actualmente amenazado de desaparición. Bastaría con que las autoridades del país llevaran a cabo una política de integración de los pueblos geográficamente más aislados, para que se produzca un abandono masivo de la lengua en favor del Castellano dominante.

Comenzaremos por una presentación rápida de la familia takana. Luego estudiaremos con más detalle la ubicación geográfica y la historia de los araonas puesto que tanto una como la otra son de un interés fundamental para la comprensión del estado actual de la lengua. Finalmente, trataremos de ver cómo se articulan las lenguas takanas y más particularmente el Araona en la situación sociolingüística general de Bolivia.

Familia takana

Las lenguas takanas se hablan al Norte de Bolivia, en una región que linda con las lenguas pano habladas al Noreste y al Noroeste del país.

La clasificación  de las lenguas amerindias en familias lingüísticas ha sido y es, aún hoy, una cuestión problemática. Aunque los primeros documentos que se refieren a las lenguas de América del Sur hayan comenzado a producirse hacia finales del siglo XIX, es recién a finales de los años 40 que estudios sistemáticos y con ambición científica se han llevado a cabo (Kauffman, 1994). Sin embargo, la familia takana presenta una situación particular, puesto que ya en la época de las primeras investigaciones lingüísticas sobre las lenguas de América del Sur, las lenguas habladas entre el río Madre de Dios y el río Beni eran agrupadas en una misma familia. Brinton reunió material lingüístico recogido por exploradores y misioneros en Bolivia y Perú[3]. Luego de haber comparado datos correspondientes al Takana, el Maropa, el Araona, el Cavineño y el Sapibocona, él fue el primero en postular la existencia del grupo takana.

Más problemático ha sido, en cambio, determinar el número de lenguas pertenecientes a esta familia así como los eventuales lazos genéticos que la unen a otras familias de la región.

Ha habido diversas estimaciones en cuanto al número de lenguas que forman parte de esta familia. A partir de Brinton, la lista de lenguas takanas no ha dejado de fluctuar. A esto se le suma la gran confusión con respecto a los diferentes nombres dados a los pueblos de la región. Girard (1971) presenta un cuadro claro de las diversas denominaciones utilizadas por los exploradores, misioneros y lingüistas que trabajaron en la región, con el fin de poner un poco de orden en la multitud de designaciones existentes en la literatura que trata de esta familia. Esta situación puede ejemplificarse a través de la confusión que reinó, durante un cierto tiempo, sobre la relación entre el Araona y el Cavineño. En efecto, aunque el Araona y el Cavineño a menudo hayan sido agrupados al punto de ser considerados como una única lengua, este autor postula una proximidad fonológica y lexical que ubicaría el Araona como lingüísticamente más cercano al Takana que al Cavineño. Por su parte, M. R. Key llevó a cabo, en 1968, el primer estudio comparativo en donde se establecen correspondencias de sonidos entre las lenguas de la familia (Girard, 1971).

Por otro lado, los lazos que unen la familia takana a otras famlias, como la familia pano o la familia arawak, han sido objeto de numerosas hipótesis. Actualmente, un cierto número de lingüistas como Greenberg, Swadesh, Kaufman y Key están de acuerdo en reunir las lenguas pano y las lenguas takana en un mismo grupo : la familia pano-takana.

Clasificación de lenguas takanas propuesta por Girard (1971)

Clasificación de la familia takana propuesta por Kaufman (1994)

Los araonas y su lengua

Corpus y hablantes

El corpus de referencia presenta los datos recogidos gracias a cuatro hablantes nativos[4] : un adulto de 50 años de edad y tres jóvenes de 20 años. Esta repartición de edades nos ha sido particularmente ventajosa puesto que nos ha permitido ver si existían diferencias en el dominio de la lengua debidas a la edad de los hablantes. Veremos que éste no es el caso del Araona. En efecto, si comparamos los grupos de hablantes de las lenguas representadas en el programa de creación de alfabetos de 1996, vemos que los Araonas constituyen el grupo más próximo al monolingüismo, lo que significa que los hablantes más jóvenes no manifestaban dudas ni mostraban lagunas en el vocabulario de base que debían producir. Por otro lado, todos los hablantes pertenencen a la misma familia y viven en el mismo pueblo, lo que reduce las posibilidades de diferencias dialectales.

Ubicación geográfica

Las dos fuentes principales de información que nos han servido para documentar la historia y la ubicación geográfica de los araonas, provienen de publicaciones que les han sido destinadas (Pitman & Pitman, 1970;  1980a,b; 1981) así como también de dos relatos, uno en Castellano y el otro en Araona, hechos por uno de los hablantes durante el curso de nuestro trabajo.

Los araonas se encuentran al Norte de Bolivia, cerca de la frontera peruana. Los primeros datos que nos informan sobre la ubicación de los territorios araonas datan de finales del siglo XIX. Según los testimonios dejados por los misioneros católicos, en esa época el territorio araona comprendía la región que va “de 70° de longitud hacia el oeste hasta las márgenes del río Madre de Dios y una parte de los ríos Aquiris y Purus, en Brasil” (Plaza Martínez, 1985:23).

Un siglo más tarde, los lingüistas Mary y Donald Pitman (1980) tradujeron y publicaron relatos donde se cuenta la historia de los ancestros de los araonas. De acuerdo a los araonas que trabajaron con los esposos Pitman

Hace muchos años vivían algunos viejos y viejas Araonas. Vivían en los ríos Amarillos y Manurimi.

(Pitman & Pitman, 1980:19)

Este relato testimonia  un desplazamiento de los araonas de los ríos Aquiri y Purus hacia los ríos Amarillo y Manurimi en circunstancias que trataremos de elucidar más tarde.

En cuanto a nuestras fuentes de información, es decir las historias que nos fueron contadas por los hablantes de la lengua, antes de la llegada de los misioneros protestantes a la región, a principios de los años 60, existían dos polos de concentración del pueblo araona[5] : Puerto Castañero y Puerto Araona. En ese entonces,   Puerto Castañero se encontraba a 30 minutos a pie de Puerto Araona, y la población, 40 araonas pertenecientes a tres familias, se repartía entre esos dos puertos. Seis de los misioneros llegados a principios de los años 60 se quedaron durante más de 20 años en Puerto Castañero. Hace quince años, esos misioneros tomaron la decisión de desplazar la población de Puerto Castañero hacia Puerto Araona, puesto que en Puerto Araona  se encuentra la pista de aterrizaje, único punto a partir del cual se puede salir de la región durante la temporada de lluvias. Esta es la razón que explica que, actualmente, la totalidad de la población se encuentre en Puerto Araona en las cabeceras del río Manupari, provincia de Iturralde, en el departamento de La Paz y el territorio  entre 67° a 68° de longitud oeste y 12° a 13° de latitud sur, al noroeste de Bolivia (Plaza Martínez, 1985:23).


Mapa


Esbozo histórico[6]

Los actuales araonas son los sobrevivientes del exterminio de este pueblo, que se  debió al tratamiento recibido, a principios de siglo, durante la época del apogeo de la explotación del caucho. Son los descendientes de dos familias : una familia caviña[7] y una familia araona (Plaza Martínez, 1985).

Para poder entender la historia de los Araonas hay que dividir lo que se conoce de ella en dos grandes períodos. Esos períodos han sido definidos, en el contexto de este trabajo, por un lado, en función de la documentación histórica a la cual hemos podido acceder; y por el otro, en función de los datos proporcionados por los hablantes Araonas que participaron en los talleres lingüísticos. Estas informaciones a veces coinciden, a veces se completan y a veces nos parecen contradictorias. Trataremos de presentar un cuadro histórico lo más completo posible sirviéndonos de las fuentes citadas anteriormente. Sin embargo no dejaremos de señalar los puntos que nos parecen imprecisos o contradictorios.

1er período : finales del siglo XIX

El primer período para el cual disponemos de documentación histórica y lingüística sobre los araonas y los otros pueblos takana, es el que va desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

El misionero franciscano Armentia (1886) fue el primero que documentó la historia, el modo de vida y la ubicación geográfica de los araonas y los cavineños, hacia finales del siglo XIX. En aquella época, Armentia había presentado al gobierno boliviano una lista que contenía los nombres de alrededor de 30 jefes araonas. Cada jefe araona tenía bajo su mando entre 15 y 30 familias (Cardús, 1886 en Plaza Martínez, 1985). Por otro lado, Plaza Martínez (1985) estima en 20.000 personas el número total de Araonas hacia principios de este siglo. Si tratamos de poner en relación esas dos informaciones, debemos imaginar un cuadro de la situación donde cada jefe gobernaba 30 familias y cada familia estaba compuesta de alrededor de 44 personas. Quedaría entonces claro que el número de araonas, así como el de los indígenas de la familia takana en general, era mucho más importante que el número que ellos representan actualmente.

Entre los motivos de la baja importante del número de araonas y de los indios takanas, se pueden citar las diferentes enfermedades traídas por los conquistadores y los misioneros europeos. Efectivamente, Armentia, en su libro "Navegación del Madre de Dios", describe cómo la población araona fue diezmada por  enfermedades como la gripe, la escarlatina y la viruela[8].

En febrero y marzo de 1885, han sido visitados por la escarlatina, que acabó con una tercera o cuarta parte; destruyendo tribus enteras, y reduciendo otras a una mitad o tercera parte. Así es como destruyó del todo las tribus de Ino, de Buda, de Manu, de Odoary y otras, mientras que de las tribus de Hamapu, que constaba de veintidos familias, sólo quedaron ocho; de la de Chuma, que constaba de treinta y tres, han quedado apenas seis o ocho; de las tribus de Canamary, quedan dos hombres, de las de Cama quedaron cuatro; de la de Mesatibu, tres_etc. (Armentia, 1887 en Montaño Aragón, 1987).

Vemos entonces que ya en esta época los araonas eran conocidos por los misioneros y exploradores que trabajaban en la región. Representaban una población relativamente importante, que durante el apogeo de la explotación del caucho proporcionó informaciones sobre la ubicación de ríos y de las riquezas naturales (Plaza Martínez, 1985).

2do período : mediados del siglo XX hasta nuestros días

Este segundo período, que comienza hacia mediados del siglo XX, puede dividirse en dos grandes etapas : una primera etapa en donde los araonas fueron casi exterminados por los explotadores del caucho y una                                      segunda etapa en donde algunos sobrevivientes araonas, habiendo logrado escaparse de la esclavitud, se refugiaron en la selva y "redescubrieron" al hombre blanco en los años 60.

Los primeros que recogieron datos sobre la historia reciente de los araonas fueron los esposos Pitman (Pitman & Pitman, 1980). La historia les fue contada por Bani Huali y ella incluye los elementos principales que, como lo veremos más tarde,  se encuentran en el relato que nos hizo Tsimi Matahua.  Los esposos Pitman también publicaron relatos de los ancianos araonas en donde hablan sobre el modo de vida de sus ancestros[9].

La masacre del pueblo araona

La historia de la exterminación casi total del pueblo Araona se ubica en un contexto desgraciadamente mucho más amplio que es el de la persecución y exterminio de los indios del Amazonas, víctimas de la avidez de los buscadores de oro, de los productores de caucho y de madera, y de la ambición irresponsable de los gobiernos, a los que no les importa comprometer el equilibrio de los territorios indígenas con el fin de obtener un provecho político y sobre todo económico de la explotación de los mismos. En regla general, la explotación del caucho ha sido un elemento particularmente nefasto para los indígenas de América del Sur.

En este contexto, entonces, hay que ubicar una parte de la historia del pueblo araona que nos contó Tsimi Matahua[10]. Éste pertenece a la única familia araona que consiguió escapar del sistema de los explotadores de caucho,  que en esa época perseguían y esclavizaban sistemáticamente a los indígenas de la región. Los araonas no fueron los únicos que sufrieron este trato puesto que, en los años 40, varias familias de cavineños fueron vendidas como esclavos[11] para trabajar en la explotación del caucho. Ésta inclusive habría originado la dispersión de los cavineños (Guillaume, 1997).

 Matahua nos cuenta así cómo su abuelo y su familia, es decir su mujer y sus tres hijos, una vez capturados, intentaron huir del lugar donde habían sido hechos prisioneros. Durante la huída el padre fue asesinado por aquellos que querían guardarlos como esclavos. La madre y los tres niños continuaron su fuga hasta encontrar una familia caviña compuesta de una pareja, su hija y la abuela. Tenemos entonces una familia caviña compuesta de 4 personas : tres mujeres y un hombre, y una familia Araona compuesta también de 4 personas : tres hombres y una mujer. El hijo mayor de la familia araona se casó con la hija de la pareja caviña. Esta pareja tuvo tres hijos : un varón y dos niñas, una de las cuales se casó con el padre de Tsimi Matahua. Estas dos familias vivieron juntas y totalmente aisladas durante más de veinte años.  A partir de estas ocho personas se reconstituirá el pueblo araona.

La fecha exacta en la cual se produjeron estos acontecimientos es bastante difícil de determinar. Es probable que se sitúen entre los años 40 y 50. Por una parte sabemos que, como ya lo dijimos, los cavineños fueron esclavizados en los años 40. Sin embargo, el censo de 1950 cuenta 310 araonas, y veinte años más tarde, el ILV (Instituto Lingüístico de Verano) recensa 45 (Montaño Aragon, 1987). Una posibilidad es que los araonas hayan sido perseguidos unos años después que los cavineños. Esta hipótesis parece poco probable puesto que, por un lado, el territorio de los araonas es próximo al de los cavineños y sería legítimo preguntarse por qué razón los araonas no habrían sufrido la misma suerte que los cavineños en el mismo momento. Por otro lado, la cifras no concuerdan. Matahua tiene actualmente 50 años, y en la época de estos acontecimientos él todavía no había nacido, puesto que su padre era uno de los niños de la familia araona que logró salvarse.  Matahua dice haber tenido alredor de 15 años cuando vio por primera vez al hombre blanco. Esto se corresponde perfectamente con la fecha en la cual los primeros misioneros llegaron a la región, es decir a principios de los años 60. Entonces, es muy probable que el episodio de la huída se sitúe a principios de los años 40, lo que demostraría que las cifras del censo han sido falseadas, por una razón que ignoramos.

Primer contacto con el hombre blanco

Tsimi Matahua nos cuenta también cómo, en 1963, se produjo el primer contacto, después de varios años de aislamiento, con los misioneros de la Misión Nuevas Tribus. Fue durante este año que los misioneros comenzaron a sobrevolar la zona habitada por los araonas. Para llamar la atención de los eventuales habitantes de la región, dejaban caer desde la avioneta, en un claro de la selva, diferentes herramientas como machetes, tijeras, hachas e incluso un mono atado a una cuerda que sostenían desde la avioneta.  Matahua nos cuenta cómo los araonas, consternados por el ruido de la avioneta y por el hecho de ver caer objetos del cielo, corrieron a refugiarse en la espesura. Después de varias semanas, y atraídos por todos esos objetos raros, comenzaron a acercarse al lugar donde habían caído las herramientas. Estaban dominados, nos cuenta Matahua, por un sentimiento en donde se mezclaban el temor, la curiosidad y la sorpresa. Los hombres fueron los primeros en inspeccionar el lugar, las mujeres y los niños se quedaron en la espesura, donde gozaban de una mayor protección. Algunos días más tarde, los misioneros bajaron con su avioneta sobre el río, y comenzaron, poco a poco, a acercarse a los araonas. Éstos, al ver que los misioneros no eran hostiles, los aceptaron en su comunidad. A partir de este momento, los misioneros de la Misión Nuevas Tribus se establecieron en la zona, en donde residen desde entonces. Ésos fueron los primeros contactos de los araonas salvados del exterminio con el hombre blanco, después de un período de tal vez 20 ó 25 años de aislamiento.

Desgraciadamente, no hemos podido encontrar documentación más precisa, aparte de las informaciones proporcionadas por Tsimi Matahua, concernientes a la llegada de los misioneros a la región. Como quiera que sea, una vez que los misioneros se instalaron, en 1963, los araonas comenzaron a trabajar con los miembros del I.L.V., y más precisamente con los lingüistas Mary y Donald Pitman en 1964.

Problemática lingüística cavineño-araona

Los araonas han tenido relaciones estrechas con los cavineños y, a causa de su proximidad no solamente cultural sino también lingüística, han sido a menudo confundidos con estos últimos. Hasta principios de siglo reinaba mucha confusión en cuanto a la relación entre araonas y cavineños. A causa de la proximidad geográfica, cultural y lingüística, durante un largo período fueron considerados, ya sea como parte de un mismo pueblo, ya sea como dos pueblos diferentes hablando variaciones dialectales de la misma lengua: el Tacana (Girard, 1971). Este estrecho contacto que mantenían araonas y cavineños existía desde mucho antes del comienzo de la explotación del caucho, puesto que Armentia, (1887) ponía ya en evidencia la proximidad cultural de estos dos pueblos.

Se habla de estas dos tribus    [cavineños y araonas] en un mismo capítulo por cuanto están mezclados que es imposible distinguirlos, y aun cuando existen ranchos de puros cavinas, como también de Aaaonas puros, viven por lo general mezclados y confundidos. Tienen un mismo idioma_

(Armentia, 1887 en Girard, 1971)

Actualmente está bien establecido que, aunque los cavineños y los araonas sean culturalmente próximos, no hablan la misma lengua sino dos lenguas diferentes que pertenecen a la misma familia.

Sin embargo, si tenemos en cuenta la historia reciente de los araonas, una pregunta se impone. Hemos dicho anteriormente que los actuales araonas son descendientes de dos familias, una caviña y otra araona. Es decir que, en un primer momento, estas dos familias hablaban dos lenguas diferentes. Sería legítimo preguntarse entonces cuál ha sido el resultado a nivel lingüístico del encuentro entre esas dos familias. ¿Por qué ese grupo adoptó el Araona en lugar del Cavineño? ¿El Araona actual sería el resultado de un compromiso comunicacional entre cavineños y araonas? ¿O bien factores culturales explicarían el hecho de que haya sido privilegiada la lengua de los hombres?[12]. Desgraciadamente, esta problematica no ha sido abordada en la literatura que nosotros hemos podido consultar. Por otro lado, no hemos podido tener acceso a las primeras transcripciones hechas por exploradores durante el siglo pasado. Esto nos habría permitido comparar eventuales variaciones con la lengua hablada actualmente. Todas las listas de palabras que hemos podido consultar datan de los últimos 30 años. Lo que es seguro es que hubo intercomprensión entre los hablantes de estas dos lenguas. Esta intercomprensión entre las lenguas tacanas estaba ya documentada en los textos de Armentia.

Como ya se ha dicho en otro lugar, el Araona no es más que el Takana, bastante variado para que no puedan sostener una conversación seguida entre takanas y araonas._Pero si bien no pueden sostener una conversación seguida se entienden en las cosas más usuales y necesarias de la vida; y un takana aprende en muy poco tiempo el Araona y viceversa.

(Armentia, 1887 en Girard, 1971)

Los araonas que trabajaron con nosotros dijeron no tener muchas dificultades en comprender a un hablante cavineño. Desgraciadamente, dado el manejo limitado del castellano de parte de los hablantes araonas, fue muy difícil abordar este tipo de cuestiones. Por el momento no podemos aportar una respuesta clara a estos interrogantes.

Esbozo   sociolingüístico

Hemos dicho en nuestra introducción que este trabajo fue realizado como parte de un proyecto más amplio que responde a una política lingüística cuyo objetivo es el reconocimiento, la integración y la valorización de las lenguas y las culturas del Amazonas y el Oriente boliviano.

Bolivia cuenta actualmente con 35 lenguas amerindias, dos de las cuales se encuentran entre las más habladas del continente. Se trata del Quechua y el Aymara, las lenguas de la región andina. Sólo esas dos lenguas, más el Guaraní hablado en el sur del país, han sido objeto, desde hace ya  algunos años, de estudios lingüísticos sistemáticos y disponen de gramáticas, de diccionarios y de material pedagógico.

Estas lenguas son las más vigorosas de la región. Aunque el número de hablantes por cada una de ellas varíe considerablemente, la característica común es que él supera el millón de hablantes : el Quechua[13] cuenta entre 8[14] y 12[15] millones, según los autores, repartidos entre Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina; el Aymara, 2 millones de hablantes, cuya mayor parte se encuentra en Bolivia, y el Guaraní[16] 3 millones de hablantes, que se encuentran mayoritariamente en Paraguay pero también en Bolivia y en la Argentina. En ese sentido,  se puede decir que la política lingüística que se ha llevado a cabo con respecto a esas lenguas concierne principalmente a la educación bilingüe, pero también a los problemas ligados a la standardización de las mismas  (Grinevald, 1997)[17].

En cuanto a las lenguas y a los pueblos de la Amazonia, el cuadro es completamente diferente. Existen alrededor de 30 lenguas dispersas en el Oriente y la Amazonia boliviana. Estos grupos han sido, desde siempre, completamente ignorados por las autoridades del país. Los escasos estudios que les han sido destinados fueron llevados a cabo principalmente por los misioneros del ILV, que han trabajado en la mayor parte de los países de América Latina.

En 1994, la nueva Constitución de Bolivia reconoce el carácter multilingüe y pluricultural del país. Es en este contexto que se pone en ruta el programa de revisión de alfabetos que se encuentra en la base de este trabajo. Este tipo de programas no es solamente interesante desde un punto de vista puramente lingüístico, sino que también lo es por las posibilidades que brinda para recoger información concerniente al estado de las lenguas de la región. Así, el programa de establecimiento de alfabetos llevado a cabo durante los meses de julio y agosto 1996, ha sido particularmente interesante desde el punto de vista sociolingüístico. Alrededor de 10 pueblos fueron representados en los talleres destinados a una formación lingüística de base de los participantes, todos hablantes de una lengua amazónica o del Oriente boliviano. En este contexto, ha sido interesante ver los diferentes casos que se presentaron y que pusieron en evidencia las diferencias existentes entre los hablantes a nivel del manejo de la lengua. Se presentaron varios tipos de situaciones diferentes, desde hablantes monolingües que manejaban perfectamente su lengua, como era el caso de los araonas, hasta hablantes que manifestaban dificultades enormes para producir la lista de palabras que se les pedía. Varios grupos habían enviado a los talleres a los últimos hablantes de la lengua. Se pueden citar aquí los casos del Moré o del Cayuvava[18] como casos donde los locutores que trabajaban con los lingüistas del equipo eran los últimos testigos de una lengua a punto de desaparecer.

Situación sociolingüística de la familia takana: lenguas amenazadas

Es difícil establecer la cifra exacta de personas que hablan las lenguas de la familia takana. Montaño Aragón (1987), propone, con precaución, llevar hasta 10.000 el número de hablantes de las diferentes lenguas takanas. Estos hablantes están repartidos entre los departamentos del Pando, Beni y el Norte de La Paz. Montaño Aragón precisa igualmente que esta cifra incluiría también las poblaciones aculturadas que no se reconocen en sus orígenes takanas.

Takana, Cavineño y Araona

Las lenguas takanas de las que poseemos datos lingüísticos e informaciones sociolingüísticas, presentan características sociolingüísticas bastante diferentes. Trataremos aquí de hacer un esbozo del estado de esas lenguas desde el punto de vista sociolingüístico, aunque la cantidad de información que poseemos sobre cada una de ellas sea bastante variable.

Takana

El número actual de hablantes takanas es bastante difícil de determinar. En los años 60, las estimaciones oscilaban entre 3.000 y 4.000 hablantes de la lengua. Esta cifra ha disminuído de una manera alarmante  durante estos últimos treinta años, y según el censo de 1992[19] el número de  hablantes takanas no supera las 600 personas.

Según el censo 92, en el conjunto de la provincia de Iturralde, los que afirman tener un origen nativo local, presumiblemente takana, ya son menos (9%) que los collas, de habla aymara (7%) y, sobre todo, Quechua (12%), la lengua que allí se viene expandiendo desde siglos antes desde los valles de Apolo. Incluso en las cinco comunidades más takanas (con un 35% de hablantes de esta lengua) aparecen ya un significativo 10% de Quechua hablantes y otro 10% de Aymara hablantes. El 100% habla ya Castellano, la lengua dominante y absorbente.

Albo (1995)

Estas cifras traducen el abandono masivo de la lengua takana que se ve reemplazada por el Quechua y el Aymara al mismo tiempo que se afirma la hegemonía del Castellano (Albó, 1995).

Se trata entonces de una lengua en peligro,  el 100% de cuyos hablantes domina ya facilmente el Castellano[20]. Por otro lado, hay que señalar que el hablante takana mostró una enorme dificultad en completar la lista de palabras necesarias para el establecimiento del sistema phonológico sobre el cual debía basarse el alfabeto de la lengua[21].

Cavineño

El número de hablantes cavineños es también muy difícil de determinar. Guillaume (1997) pone en evidencia la dificultad que existe para establecer cifras exactas o incluso para establecer una correspondencia entre las cifras a las cuales ha tenido acceso. Estas cifras oscilan entre 1.700 y 3.000  cavineños repartidos en 36 comunidades de 30 a 50 personas cada una. Estas comunidades están dispersas a lo largo del río Beni y de su afluente el río Biata y a menudo se encuentran muy alejadas entre ellas. Desgraciadamente, no tenemos información más precisa en cuanto a la existencia o no de hablantes monolingües, o al manejo de la lengua con respecto a las edades de los hablantes.

Araona

De las tres lenguas estudiadas en este trabajo, el Araona presenta una situación paradójica, puesto que es la lengua que tiene el número más reducido de hablantes pero cuya vitalidad no está,  por el momento, en peligro. Sin embargo, hay que considerar esta situación con precaución. Por un lado, tenemos todas las condiciones necesarias para que la lengua se mantenga. La gran mayoría de los hablantes araonas son monolingües y, según las informaciones proporcionadas por los participantes, en la familia de cada uno de ellos, las mujeres son monolingües y no tienen ninguna noción de Castellano. En cuanto a los hombres, solo aquellos que han tenido la posibilidad de establecer contactos puntuales y esporádicos con el mundo hispanohablante y algunos de los más jóvenes poseen rudimentos de Castellano y pueden expresarse, con dificultad, en esta lengua. Además, no hay que olvidar que aunque el número de hablantes sea reducido, éste se ha duplicado en los últimos 30 años : de 40 Araonas censados en los años 60, esta cifra ha ascendido actualmente a 80.

Esta vitalidad se explica por la ubicación geográfica de los araonas que no ha favorecido el contacto con otros pueblos. La falta de rutas y las condiciones climáticas vuelven muy difícil el acceso a Puerto Araona. Los únicos medios de acceso son la avioneta, durante la temporada seca, y el barco durante la temporada de lluvias. Tanto uno como el otro son medios de transportes caros y poco abordables para los araonas. A esta situación hay que sumar una política de educación monolingüe llevada a cabo por los misioneros que viven con ellos. Desde un principio, estos misioneros han hecho esfuerzos, no solamente por estudiar la lengua con el objetivo de traducir la Biblia, sino también por aprender a hablarla. La comunicación entre araonas y misioneros se hace en Araona. Solamente desde hace poco tiempo han aceptado introducir algunas nociones de Castellano que no satisfacen el interés ni las necesidades de los araonas.

Por lo tanto, todas las condiciones están aparentemente reunidas para que esta lengua no desaparezca. Sin embargo, bastaría con que el gobierno se decidiera a invertir en la construcción de rutas que comuniquen los lugares más alejados de Bolivia, para que en algunas generaciones el Araona no sea más que un recuerdo en los hablantes más jóvenes. Es evidente que en cuanto el Araona comience a tener contactos periódicos con el mundo exterior, su lengua será rapidamente abandonada y reemplazada por el Castellano.

El interés que mostraron los araonas que trabajaron con nosotros en aprender el Castellano y los pedidos repetidos que nos hicieron con respecto a la enseñanza de esta lengua, testimonian  esta situación. Los hablantes que trabajaron con los primeros lingüistas,  que han salido de Puerto Araona para poder vender sus almendras y todos aquéllos que han tenido un mínimo contacto con el mundo hispanohablante y que pueden expresarse en Castellano, se dan cuenta de las ventajas que un buen manejo de esta lengua significa para ellos.

Desgraciadamente, no podemos negar el hecho de que la lengua araona no resistiría a la enseñanza sistemática del Castellano. Hemos visto que los takanas, siendo mucho más numerosos, pero también estando mucho más expuestos al mundo hispanohablante, están actualmente perdiendo completamente su lengua.

Esta situación revela toda la complejidad del cuadro sociolingüístico de Bolivia. Por un lado, es legítimo querer acceder a la lengua vehicular con el fin de poder, entre otras cosas, hacer negocios, pero también con el fin de poder defenderse de la manipulación de la cual se puede ser objeto cuando no se maneja bien la lengua en la cual se toman las decisiones. En ese sentido, recordemos que el trabajo de establecimiento de alfabetos tenía también como objetivo la formación lingüística de los hablantes y la utilización, de parte de ellos, de los cambios introducidos. Es por eso que uno de los objetivos del programa era que el alfabeto propuesto fuera el resultado de un trabajo conjunto entre los participantes y el lingüista responsable de la lengua, y que los hablantes fueran plenamente conscientes de las razones lingüísticas que justifican esos cambios. Dos ejemplos de un buen alcance de estos objetivos lo constituyen el grupo cavineño y el grupo mosetén, que discutieron abundantemente, primero con los lingüistas y luego con sus organizaciones representativas, sobre las reformas que debían introducirse. En cuanto a los araonas, la situación fue completamente diferente. Dadas las dificultades que manifestaban en el manejo del Castellano, las nociones lingüísticas de base no fueron lo suficientemente bien asimiladas como para que los cambios introducidos en el alfabeto tengan reales posibilidades de llevarse a cabo. A esta situación se debe agregar la reticencia de los misioneros a la introducción de nuevos cambios que significarían, entre otras cosas, la revisión del material pedagógico publicado en Araona por el ILV[22].

Dadas estas circunstancias, cabe preguntarse cuáles son las proposiciones que el gobierno boliviano debe hacer a los araonas para la preservación de su lengua y de su cultura. El establecimiento de un alfabeto es ya un paso que va hacia el reconocimiento de la dignidad de este pueblo. Sin embargo, sería necesario que los araonas adhirieran a los cambios propuestos o más precisamente que los misioneros que viven con ellos acepten esos cambios que tienen como objetivo, entre otras cosas, la unificación de las convenciones ortográficas de las lenguas Takanas.

CONCLUSIÓN

Desde el punto de vista sociolingüístico, el Araona refleja toda la complejidad de la problemática que caracteriza las lenguas en peligro. Por un lado, todas las condiciones necesarias para la supervivencia de la lengua están reunidas: número de hablantes en aumento, monolingüismo generalizado, lengua hablada en la escuela. Por otro lado, el número de hablantes es bastante bajo (80), y el riesgo importante de la desaparición de la lengua, directamente ligado a la creación de rutas de acceso al territorio araona y a las posibilidades de los araonas de acceder a la cultura hispanohablante, está siempre presente.

En ese sentido, el rol de los misioneros que viven con los araonas  desde hace 30 años es bastante ambiguo.  Es verdad que han tenido un papel importante en la descripción y la documentación de la lengua. Sin embargo, todos los trabajos  emprendidos en ese sentido tenían como objetivo la traducción de la Biblia y la evangelización de los araonas. Se ha establecido una verdadera relación de dependencia: los araonas han debido abandonar algunas de sus costumbres y creencias y no parecen tener posibilidades reales de autogestión. A pesar de esto, debemos constatar que estos misioneros han jugado un rol incontestable en la preservación de la lengua, publicando material pedagógico en Araona con el objetivo de enseñar a los niños a leer y escribir y creando una escuela donde la enseñanza se lleva a cabo en esta lengua.

El problema que se plantea es saber qué política lingüística Bolivia debe implementar con el fin de preservar las lenguas y las culturas minoritarias, dando al mismo tiempo a los hablantes de esas lenguas las herramientas necesarias para ser representados en las instancias superiores de decisión.

En ese sentido, pensamos que un relevamiento de datos sociolingüísticos de la familia takana sería ventajoso para, entre otras cosas, la puesta en marcha de programas de educación bilingüe. Sería interesante poseer un panorama claro de la situación de cada una de las lenguas takanas con respecto al Castellano. Se dispone de pocos datos sobre el número de hablantes y el estado de bi o monolingüismo de los pueblos en cuestión. También sería interesante ir más lejos en el análisis con el objetivo de ver cuáles son las consecuencias, a nivel lingüístico, del bilingüismo masivo de los grupos takana y cavineño. ¿A qué nivel de la estructura de las lenguas takanas se pueden encontrar las huellas dejadas por el bilingüismo de los hablantes? Hemos visto que, en cuanto al Araona, los fenómenos característicos resultantes del contacto de lenguas se sitúan, por el momento, en el nivel más superficial, que es el del préstamo léxico. Es posible imaginar que, en Takana y Cavineño, los fenómenos consecuentes al préstamo lingüístico alcancen niveles estructurales de la lengua, como la fonología y la sintaxis. Los resultados de un estudio de este tipo serían herramientas útiles y necesarias puestas a disposición de los educadores y de los responsables políticos para la preservación de la riqueza lingüística del país.



[1]“Éléments de description de l’Araona, langue Takana de la Bolivie” Tesis de DEA, Université Lumière Lyon-2. En ese trabajo hemos llevado a cabo un estudio de la fonología (fonemas de la lengua, tipos silábicos, distribución de fonemas en la sílaba, conjuntos de vocales y reinterpretación de préstamos castellanos) y la fonética de la lengua. Con respecto a esta última, nos hemos interesado particularmente en las características acústicas de los rasgos segmentales más interesantes de la lengua como  son las consonantes pre-aspiradas, las consonantes pre-nasalizadas y el "tap" alveolar.

[2]Los datos que conciernen al Cavineño y al Takana han sido recogidos, durante el mismo período, por A. Guillaume y A. Vidal respectivamente.

[3]BRINTON, Daniel : Studies in South American native languages. Proceeding of the American Philosophical Society (30 : 45-105) (en Girard, 1971).

[4]- Tsimi Matahua, de 50 años de edad. Hasta hace algunos años el señor Matahua daba clases de Araona en la escuela que los misioneros protestantes, instalados en la región desde hace 30 años, crearon en Puerto Araona. Este hablante es el hijo de Tata Sihui, primer colaborador que trabajó con los lingüistas Mary y Donald Pitman en los años 60.

- Chanito Matahua, Juan Carlos Hehuapi y Carlitos Rodríguez Santa Cruz, tres jóvenes de 20 años de edad, escolarizados en Araona. Estos jóvenes tienen acceso desde algunos años a cursos de Castellano que son impartidos en dicha escuela.

[5]Las infomaciones que se presentan aquí han sido proporcionadas por el señor Tsimi Matahua.

[6]Para una presentación histórica más detallada sobre la familia Takana desde la llegada de los españoles, ver el capítulo que se les dedica en el libro de Montaño Aragón (1987).

[7]“Caviña” es otra denomiación dada al grupo que en este artículo llamamos Cavineños.

[8]Los takanas no han sido los únicos en sufrir las consecuencias de las enfermedades contra las cuales no estaban inmunizados. Desgraciadamente, la historia de los pueblos del Amazonas (como de toda América) está llena de eventos de ese tipo.

[9]El texto castellano correspondiente a estos relatos no es claro. O bien el texto araona no es suficientemente coherente, por contener contradicciones e informaciones fragmentarias, o bien los esposos Pitman no poseían un buen manejo del Castellano como para hacer una traducción correcta.

Este relato fue publicado en 1980. Pitman no indica la fecha exacta de la grabación y transcripción de los textos araonas. Sin embargo, parece evidente que los Araonas ya habían asimilado bien el cristianismo, traído por los misioneros, puesto que la moraleja de la historia es mostrar cómo los dioses que los ancestros de los Araonas adoraban antes de la llegada de los misioneros pueden inducir al hombre a cometer actos de locura. Reproducimos a continuación un trozo de esa historia como ejemplo.

[_] El baba-espíritu  (nombre de uno de los dioses de los ancestros de los Araonas) lo hizo comportar así. Dios no es así. Sus pensamientos son buenos. Y pacíficos. Una persona que tiene comunión con Dios vive más tranquila. El baba- espíritu no es bueno. Es la causa de las tonterías, tristeza, enojo, deseo de matar, hostilidad, crítica, y comportamiento malo. El baba-espíritu  no es bueno.

(Pitman, 1980:20-21)

En ese sentido es interesante notar que cuando preguntamos a T. Matahua cuál era la palabra utilizada en Araona para referirse a la danza, en un primer momento él respondió que esa palabra no existía en su lengua. Cuando insistimos preguntándole si los araonas no bailaban, él reconoció que la palabra existía (tilitili ‘bailar’) pero que no se utilizaba más. En realidad los araonas, antes de la llegada de los misioneros, bailaban en el contexto de ceremonias religiosas en donde se les pedía a los dioses tener buenas cosechas. Con la llegada de los misioneros “aprendieron” que sus creencias eran falsas y, puesto que la danza estaba ligada a la adoración de sus antiguas divinidades, los Araonas ya no bailan más.

Por otra parte, Mary Pitman (1981), en su diccionario Araona-Castellano define esta palabra ‘tilitili’ como “cantar a los dioses (palabra arcaica)” sin dar más explicaciones.

[10]Esta historia nos fue contada por Matahua en español con todas las dificultades que esto pudo implicar y los datos que nosotros proporcionamos aquí son el fruto de esta entrevista. También T. Matahua tuvo la gentileza de hacernos un relato de 40 minutos, en Araona,  donde él narra el primer encuentro del pueblo araona con el hombre blanco en los años 60, después de varios años de aislamiento. Aunque nosotros ya hayamos comenzado con Matahua la traducción del texto con la correspondiente segmentación morfológica, todavía no hemos llegado al fin de la grabación. Sin embargo, es evidente que la traducción completa de este texto ayudaría a comprender mejor las informaciones que poseemos actualmente sobre la historia del pueblo Araona.

[11]En este momento no poseemos información suficiente sobre las condiciones y características de la esclavización de los indios de la región.

[12]Recordemos que el grupo original contaba con tres hombres y una mujer araonas y tres mujeres y un hombre cavineños.

[13]El Quechua fue declarado lengua oficial del Perú en 1975 (Grinevald, 1997)

[14]Parker, 1969; Cerrón-Palomino, 1987; Adelaar, 1991 en Grinevald, 1997.

[15]Kaufman, 1994 , en Grinevald, 1997.

[16]El Guaraní es, desde hace ya bastante tiempo, la lengua nacional de Paraguay. Fue promovido al rango de lengua oficial del país en 1992.

[17]La Academia de la lengua Quechua fue creada en 1953 en Perú (Grinevald, 1997).

Por una presentación histórica y una discusión sobre la política lingüística peruana de estos últimos 25 años, ver POZZI-ESCOT, Inés : "Sobre la política lingüística peruana". Signo & Seña. Revista del Instituto de Lingüística. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires. 1995.

[18]En el caso del Cayuvava, la informante, una de las últimas personas en hablar la lengua, estaba bloqueada por un sentimiento de vergüenza y ansiedad que se explicaba, entre otras cosas, por el hecho de que le era extremadamente difícil hablar su lengua en un contexto diferente del familiar. Esta informante habla el Cayuvava solamente con sus hermanos y cuñadas, todos mayores de 60 años. La mayor parte del pueblo cayuvava se expresa actualmente en Castellano. Esta hablante estaba acompañada de una maestra cayuvava, que aunque no hablaba más la lengua, era totalmente consciente de la importancia que un trabajo de documentación sobre su lengua tenía para la comunidad cayuvava.

[19]Censo Nacional de 1992 citado en Albó (1995)

[20]Informaciones sacadas de la revisión del alfabeto de la lengua Takana propuesta por A. Vidal (1996).

[21]En ese sentido, A. Vidal, lingüista responsable del alfabeto takana, precisa en su informe final que se trata de una revisión del alfabeto propuesto por Key puesto que ella no pudo obtener los datos necesarios que habrían puesto en evidencia los fonemas de la lengua a través de la lista de pares mínimos.

[22]Recordemos que el alfabeto araona utilizado actualmente por los misioneros está inspirado en el alfabeto castellano. Esto significa que, al igual que el Castellano, a un solo fonema de la lengua pueden corresponder varios grafemas (Ex : /k/ puede escribirse con  'qu', 'c' o 'k'). En castellano existen razones históricas que explican esta situación. Sin embargo, esto no se justifica en Araona en donde no hay razones lingüísticamente pertinentes para escribir un mismo fonema de varias maneras diferentes. Esto no hace más que introducir complicaciones suplementarias en el aprendizaje de la escritura y la lectura.

BIBLIOGRAFIA

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THOMASON & KAUFMAN 1985 Language contact, creolization and genetic linguistics.. University of California Press. Berkeley. Los Angeles. London.

Notas

1.  GONZÁLEZ, H., "Éléments de description de l'Araona, langue Takana de la Bolivie", tesis de DEA, Université Lumière Lyon II. En ese trabajo hemos llevado a cabo un estudio de la fonología (fonemas de la lengua, tipos silábicos, distribución de fonemas en la sílaba, conjuntos de vocales y reinterpretación de préstamos castellanos) y la fonética de la lengua. Con respecto a esta última, nos hemos interesado particularmente en las características acústicas de los rasgos segmentales más interesantes de la lengua, como son las consonantes pre-aspiradas, las consonantes pre-nasalizadas  y  el "tap" alveolar.

2. Los datos que conciernen al Cavineño y al Takana han sido recogidos, durante el mismo período, por A. Guillaume y A. Vidal, respectivamente.

3. BRINTON, Daniel. "Studies in South American native languages. Proceedings of the American Philosophical Society" (30: 45-105) (en Girard, 1971).

4. Tsimi Matahua, de 50 años de edad. Hasta hace algunos años, Matahua daba clases de Araona en la escuela que los misioneros protestantes, instalados en la región desde hace 30 años, crearon en Puerto Araona. Este hablante es el hijo de Tata Sihui, primer colaborador que trabajó con los lingüistas Mary  y Donald Pitman en los años 60. 

- Chanito Matahua, Juan Carlos Hehuapi y Carlitos Rodríguez Santa Cruz, tres jóvenes de 20 años de edad, escolarizados en Araona. Estos jóvenes tienen acceso desde hace algunos años a cursos de Castellano que son impartidos en dicha escuela.

5. Las informaciones que se presentan aquí han sido proporcionadas por Tsimi Matahua.

6. Para una presentación histórica más detallada sobre la familia takana desde la llegada de los españoles, ver el capítulo que se les dedica en el libro de Montaño Aragón (1987).

7. "Caviña" es otra denominación dada al grupo que en este artículo llamamos cavineños.

8. Los takanas no han sido los únicos en sufrir las consecuencias de las enfermedades contra las cuales no estaban inmunizados. Desgraciadamente, la historia de los pueblos del Amazonas (como de toda América) está llena de eventos de ese tipo.

9. El texto castellano correspondiente a estos relatos no es claro. O bien el texto araona no es suficientemente coherente, por contener contradicciones e informaciones fragmentarias, o bien los esposos Pitman no poseían un buen manejo del  Castellano como para hacer una traducción correcta. 

Este relato fue publicado en 1980. Pitman no indica la fecha exacta de la grabación y transcripción de los textos araonas. Sin embargo, parece evidente que los araonas  ya se habían asimilado bien al cristianismo, traído por los misioneros, puesto que la moraleja de la historia es mostrar cómo los dioses que los ancestros de los araonas adoraban antes de la llegada de los misioneros pueden inducir al hombre a cometer actos de locura. Reproducimos a continuación un trozo de esa historia como ejemplo.

[...] El baba-espíritu   (nombre de uno de los dioses de los ancestros de los araonas) lo hizo comportar así. Dios no es así. Sus pensamientos son buenos. Y pacíficos. Una persona que tiene comunión con Dios vive más tranquila. El baba-espíritu no es bueno. Es la causa de las tonterías, tristeza, enojo, deseo de matar, hostilidad, crítica, y comportamiento malo. El baba-espíritu  no es bueno.  (Pitman, 1980: 20-21).

En ese sentido, es interesante notar que, cuando preguntamos a T. Matahua cuál era la palabra utilizada en Araona para referirse a la danza, en un primer momento él respondió que esa palabra no existía en su lengua. Cuando insistimos preguntándole si los araonas no bailaban, él reconoció que la palabra existía (tilitili 'bailar') pero que no se utilizaba más. En realidad,  los araonas, antes de la llegada de los misioneros, bailaban en el contexto de ceremonias religiosas en donde se les pedía a los dioses tener buenas cosechas. Con la llegada de los misioneros, "aprendieron" que sus creencias eran falsas, y puesto que la danza estaba ligada a la adoración de sus antiguas divinidades, los araonas  ya no bailan más.

Por otra parte, Mary Pitman (1981), en su diccionario Araona-Castellano define esta palabra 'tilitili' como  "cantar a los dioses (palabra arcaica)", sin dar más explicaciones.

10. Esta historia nos fue contada por Tsimi Matahua en español con todas las dificultades que esto pudo implicar, y los datos que nosotros proporcionamos aquí son el fruto de esta entrevista. También T. Matahua tuvo la gentileza de hacernos un relato de 40 minutos, en Araona, en donde él narra el primer encuentro del pueblo araona con el hombre blanco en los años 60, después de varios años de aislamiento. Aunque nosotros ya hayamos comenzado con Matahua la traducción del texto con la correspondiente segmentación morfológica, todavía no hemos llegado al fin de la grabación. Sin embargo, es evidente que la traducción completa de este texto ayudaría a comprender mejor las informaciones que poseemos actualmente sobre la historia del pueblo araona.

11. En este momento no poseemos información suficiente sobre las condiciones y características de la esclavización de los indios de la región.

12. Recordemos que el grupo original contaba con tres hombres y una mujer araonas y tres mujeres y un hombre cavineños.

13. El Quechua fue declarado lengua oficial del Perú en 1975. (Grinevald, 1997).

14. Parker, 1969; Cerrón-Palomino, 1987; Adelaar, 1991, en Grinevald, 1997.

15. Kaufman, 1994,  en Grinevald, 1997.

16. El Guaraní es, desde hace ya bastante tiempo, la lengua nacional de Paraguay. Fue promovido al rango de lengua oficial del país en 1992.

17. La Academia de la lengua Quechua fue creada en 1953 en Perú (Grinevald, 1997). Para una presentación histórica y una discusión sobre la política lingüística peruana de estos últimos 25 años, ver POZZI-ESCOT, Inés: "Sobre la política lingüística peruana". Signo & Seña,  Revista del Instituto de Lingüística,  Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 1995.

18. En el caso del Cayuvava, la informante, una de las últimas personas en hablar la lengua, estaba bloqueada por un sentimiento de vergüenza y ansiedad que se explicaba, entre otras cosas, por el hecho de que le era extremadamente difícil hablar su lengua en un contexto diferente del familiar. Esta hablante habla el Cayuvava solamente con sus hermanos y cuñadas, todos mayores de 60 años. La mayor parte del pueblo cayuvava se expresa actualmente en Castellano. Esta hablante estaba acompañada de una maestra cayuvava, que, aunque no hablaba más la lengua, era totalmente consciente de la importancia que un trabajo de documentación sobre su lengua tenía para la comunidad cayuvava.

19. Censo Nacional de 1992 citado  en Albó (1995).

20. Informaciones extraídas  de la revisión del alfabeto de la lengua Takana propuesta por A. Vidal (1996).

21. En ese sentido, A. Vidal, lingüista responsable del alfabeto Takana, precisa en su informe final que se trata de una revisión del alfabeto propuesto por Key, puesto que ella no pudo obtener los datos necesarios que habrían puesto en evidencia los fonemas de la lengua a través de la lista de pares mínimos.

22. Recordemos que  el alfabeto araona utilizado actualmente por los misioneros está inspirado en el alfabeto castellano. Esto significa que, al igual que el Castellano, a un solo fonema de la lengua pueden corresponder varios grafemas (Ej.: /k/ puede escribirse con 'qu', 'c' o  'k').  En Castellano existen razones históricas que explican esta situación. Sin embargo, esto no se justifica en Araona, donde no hay razones lingüísticamente pertinentes para escribir un mismo fonema de varias maneras diferentes. Esto no hace más que introducir complicaciones suplementarias en el aprendizaje de la escritura y la lectura.


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