Intersecciones en Comunicación

ISSN 1515-2332 (versión impresa)

ISSN 2250-4184 (versión On-line)

Intersecciones en Comunicación.  n.2 Olavarría ene./dic. 2002

Debates

 

¿Es posible la solidaridad intersectorial?

 

Los textos que siguen son las respuestas que dieron Alicia Entel, presidente de la Fundación Walter Benjamin, y Héctor Schmucler, Director del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba, en la última mesa del Encuentro Latinoamericano "Comunicar las Instituciones". (Ver reseña).

 

Alicia Entel

Memorias del Futuro

 

 Aprovecho esta oportunidad para agradecerles a todos ustedes la valoración que han tenido y el respeto por un seminario que ha sido plural. Y a mí me parece sumamente interesante poder decirlo así en este momento. Ha habido distintas voces, distintas posibilidades. Quiero por eso agradecer a todos y a la Fundación Konrad Adenauer porque no siempre están estas oportunidades que voces variadas se puedan intercambiar.

     Yo le puse de nombre a mi exposición "Memorias del futuro", porque quiero partir de la idea de que esta solidaridad intersectorial tiene historia y que además me parece que no hay futuro sin historia. Uno de los  condimentos que no abundó en nuestro seminario fue la perspectiva histórica. Y por otra parte, tres motivaciones muy concretas antes del seminario me llevaron a desarrollar algunas ideas en  relación con la comunicación y las instituciones. Un caso tiene que ver con dos proyectos: uno que llevamos a cabo en la Universidad Nacional de Entre Ríos y en el que en realidad nosotros estuvimos intentando hacer un estudio más o menos minucioso de las consecuencias de las políticas públicas de la última década en la vida de la gente común y que dio lugar a un texto que se llama La ciudad bajo sospecha y, también a otro proyecto que es el intento de  lo contrario y que se llama "Comunicación y Comunidad", que desarrollamos en la Universidad de Buenos Aires y que es un estudio de los movimientos comunitarios en las redes sociales en la Argentina de hoy. Una segunda situación tuvo que ver con el diseño de un postgrado en nuestra Fundación Walter Benjamin que denominamos "Comunicación e Imagen Institucional" donde en el desarrollo de esta maestría nos planteamos la necesidad de tematizar las transformaciones de lo público, el crecimiento del llamado "tercer sector", las crisis de los sindicatos, el desarrollo de las organizaciones sociales. Entendíamos que no lo podíamos hacer sólo desde aquello que a lo mejor tradicionalmente se llamaba  "comunicación", que estaban también las teorías de la subjetividad, que estaba el diseño, los imaginarios, etc. en el intento de un proyecto de un trabajo de cruce. Y en ese sentido, aparecían dos "M" muy marcadas en el trabajo de cultura institucional: memoria y misiones. Son dos ejes fundamentales a tener en cuenta. Y en tercer lugar, quiero agregar las propias y ricas reflexiones de los colegas en este encuentro.

    Me parece que podemos correr el riesgo de caer en visiones atemporales y si se introduce con más énfasis la cuestión de la memoria - la memoria de cada una de las instituciones que hemos estudiado- me parece que sobre la base de esa raíz sí hay posibilidad de proyectar un futuro. De lo contrario, realmente no lo veo. Quiero dar algunos ejemplos.

    Se habló mucho aquí de la crisis de los sindicatos, de una situación muy difícil en relación a la crisis del mundo del trabajo. Entonces el sindicato,  ¿qué puede hacer con el desempleado?. Y también hasta llegamos a preguntarnos ¿tiene sentido el sindicato?; ¿no bastará el seguro social? Ahí quiero acudir a la memoria. Entonces voy a comentarles lo que decía un periódico que se llamaba El Obrero de 1891: "el contratista se arregla con el capitalista sobre el precio del trabajo y lo lleva a su casa". A un trabajador se lo contrata y se lo lleva a la casa. "El da trabajo a destajo en seguida  a los obreros que vienen a trabajar a su casa. La casa se llama sudadero. Los obreros, los sudadores porque para ganar un salario apenas aceptable tienen que trabajar hasta sudar a torrentes y el contratista es llamado el maestro sudatorio. Las grandes sastrerías, zapaterías, negocios de modistas, etc. en Buenos Aires, todos ganan pingues porcientos por medio de este sistema infame que mata a los obreros y las obreras en corto tiempo o al menos les arruina la salud en breve lapso." Esto lo tomo de un libro que siempre leo que se llama Los trabajadores de Panettieri, que cuenta los orígenes de la organización del mundo del trabajo a principio de siglo en la Argentina con la influencia inmigratoria y qué pasó con estos primeros trabajadores.

      En un pequeño estudio que hice sobre el tema, en los testimonios de muchos de estos trabajadores aparece que no se quejaban tanto de su trabajo, hacían el trabajo a sudor, lo mismo que las costureras, enfermitas de tuberculosis que trabajaban sin horario, etc. Y muchas de ellas -ésto lo hice específicamente sobre un trabajo: los acomodadores de calzado- sentían una gran gratificación porque este maestro sudatorio les permitía ir a trabajar al tallercito con sus hijos. La mesada les permitía a ellas trabajar y tener debajo de la mesa a los bebés. Esta anécdota me permite decir que esta gente se adaptaba a este tipo de sacrificios. Estaban imbuidos de una mística de ganar un derecho de piso en un país al que se llegaba como inmigrante casi sin recursos. Y también se adaptaban a una situación de pequeñas solidaridades, comunalidades. Había un paisano que los había traído del exterior, ese paisano les daba trabajo y entonces esta gente estaba muy agradecida y estaba también la idea de un país en crecimiento y entonces no importaba tanto el sacrificio. Este ejercicio de comunalidades se hacía en pequeños grupos de familiares, allegados, paisanos migrantes.

     Hubo en  la Argentina distintas etapas en esta historia de las comunalidades. En estas pequeñas comunalidades y grupos primarios, durante épocas de corrientes inmigratorias cuando el proyecto hegemónico era el proyecto llamado por algunos "ilustrado", llamado por otros, "oligárquico", estos inmigrantes se nucleaban en organizaciones de socorros mutuos y en gérmenes de organizaciones sindicales. Las comunalidades también  existieron en el espacio político. Me parece que tanto el irigoyenismo como el peronismo nacionalizaron las comunalidades de distintos sectores. Se dice que el irigoyenismo fue como más de las capas medias; el peronismo, de la clase obrera. Esas pequeñas comunalidades adquirieron repercusión nacional con estos movimientos que fueron partidos políticos pero que conservaron por bastante tiempo esta perspectiva de cruce entre la comunalidad y el hacer política.

    Como se dijo ya, las dictaduras golpearon fuertemente el tejido de las comunalidades en nuestro país. El movimiento pendular entre breves gobiernos democráticos y extensos gobiernos autoritarios rompió estas comunalidades hasta las raíces. Cuando se restableció la llamada transición democrática, me parece, que si bien se recuperaron los partidos, estas comunalidades no siempre la recuperaron los partidos políticos. Las comunalidades ya estaban en el orden de los movimientos sociales o no estaban. Y la pregunta es: ¿por qué no la recuperaron totalmente los partidos políticos?

     Los partidos políticos cuando emergen después de la última dictadura tienen un modo de actuar condicionado, que despierta a una Argentina con ciertos planes económicos -de los que ya se habló y no voy a hacer referencia- pero que disocian lo económico de lo político. Frente a la cuestión no histórica sino trágica, inexorable de cumplimiento de determinados planes económicos, los partidos políticos pierden una parte importante del sentido que históricamente habían tenido. Porque si el irigoyenismo dio conciencia, legitimidad, a las capas medias, si el peronismo -como hay abundante bibliografía- dio conciencia de ciudadano al trabajador, ésto se fue perdiendo. Se perdió y podemos  analizarlo brevemente a partir de algo que se decía en la década del 50: "queda claramente expuesto que las maquinaciones del super capitalismo  internacional no satisfecho con despojar a otras naciones de recursos indispensables para su desarrollo económico mediante la inflación provocada, no conforme con la violación arbitraria de la palabra empeñada en documentos solemnes, no contento con el incumplimiento sistemático de las promesas y las obligaciones  formales de sus representantes, miente, miente descaradamente cuando pretende tergiversar la clara posición argentina que ha resistido su bloqueo, su presión, su sabotaje y su difamación sistemática." Esto lo decía Juan Perón en la década del 50 en relación con el imperialismo de Estados Unidos.

     Justamente ha sido el menemismo quien operó una transformación muy grande en el ámbito de aquello que tradicionalmente defendía el peronismo, que tenía que ver con lo público, con lo nacional, etc. Se podrá decir que ésto forma parte del cambio de los tiempos, que forma parte del clima de época, de una serie de cuestiones. Y aprovecho la oportunidad porque así como digo ésto, espero no tener que decir nunca que aquellas reivindicaciones vinculadas al sistema educativo, a la vida universitaria, que han sido tan fuertemente defendidas por el radicalismo,  también han sufrido fuertes transformaciones. Les digo esto porque así como nosotros necesitamos recuperar la memoria e importancia que han tenido los sindicatos en nuestros países para defensa del trabajador, porque estos trabajadores sudadores realmente fueron altamente reivindicados por sindicatos de los más diversos tipos, incluso con su tema de ser colaboracionista con los partidos, etc. Pero la misión fundacional del sindicato es la defensa del trabajador. Si la pierde es lógico que pierda su sentido. Por otra parte también hay una historia en nuestro país de los partidos políticos y me parece que cuando han sabido sintetizar necesidades vinculadas a movimientos realmente han tenido un enorme consenso en el voto popular. No estoy de acuerdo con que sea absolutamente fabricado un candidato. A mi me parece que un candidato absolutamente fabricado puede tener en éxito de la producción inmediata pero al poco tiempo creo que se establece una cuestión de crisis . Y los forjadores de imágenes pueden tener ecos cuando a su vez hay un sustrato , una memoria que apuesta, al cambio, a la continuidad, pero que esa memoria existe. Porque sino tenemos una visión muy ingenua respecto a la capacidad que se tiene de manipular a los públicos y no creo que sea tan así.

    Por último, en relación con la cuestión de las ongs también de ésto se puede hacer historia. Hoy hablamos de los organismos no gubernamentales pero yo no conozco que pasa en muchos otros lados pero sí sabemos -quienes estudiamos un poco historia- de los movimientos de inquilinos de principio de siglo. Martha Benedetto hablaba ayer de las bibliotecas populares, hay también una historia de trabajo conjunto y complementario de distintas organizaciones, en muchos casos, ligadas al territorio, en otros, ligadas a la beneficencia, también ligadas a lo religioso. Creo que no es invento tener que sumarse sino más bien ésto hace a la necesidad de recuperar una memoria. Y en esa recuperación, al menos en nuestro país, aparece la necesidad de una democracia ampliada.

     En Argentina hemos tenido historia de autoritarismo pero también de movimientismo e historia de caudillismo. La democracia con su racionalidad típica no ha cuajado en nuestro país pero tampoco ha cuajado en América Latina.  Los ciudadanos latinoamericanos nos tenemos que poner a pensar en todas las posibilidades de formas participativas que hagan a la existencia de esta nueva racionalidad dentro de la democracia, pero no una democracia que aparezca acartonada y que olvide estos cruces de esta memoria.

     Y por último, algo que también me preocupa es que para estudiar las instituciones no solamente hay que tener memoria sino que es fundamental poder tomar cierto distanciamiento y hacer prospectiva. Yo quisiera saber cómo nosotros nos imaginamos a estas instituciones dentro de diez años. Nosotros cuando hicimos el documento preliminar les preguntábamos a distintos actores cómo se imaginaban dentro de diez años, porque es muy difícil, es falso crear imagen sin poder imaginar como seguimos. En ese sentido, me parece que a lo largo de todo este siglo con esta ideología del fin de la historia y de las temporalidades no nos estamos dando cuenta de que el siglo XX es algo así como un re-renacimiento o algo que el futuro dirá el nombre que tiene. Como dijo Chaves, en el planeta, yo no estoy de acuerdo con que somos muchos, bienvenidos si somos muchos pero la verdad es que somos muchos. Entonces hay dos posibilidades: o una distribución más justa de la riqueza o bien que se busquen nuevas fuentes de supervivencia. A mí no me extrañaría y tal vez haciendo futurología de cuarta categoría, pensar que tiene que haber ciencia, investigación espacial, búsqueda de proteínas, ciencia para la paz o sino ponerle límites al crecimiento. Creo que estas cosas estratégicas, estamos como ciegos para poder pensarlas. Estamos muy ligados a lo inmediato y así aparecen los proyectos externos con carácter inexorable. Y ahí los comunicadores tratamos de darle color, filmina, detalle, mediatizar, suavizar a los planes inexorables. Creo que con responsabilidad social, la apuesta tiene que ser en la colaboración de historizar esto. Y si no podemos todavía intentar alternativas, por lo menos tener la conciencia de que forma parte de un momento histórico y usando estas memorias estoy casi segura de que podemos elaborar futuro.

Preguntas:

- Por un lado me parece interesante lo que dijo Alicia Entel sobre la pluralidad de las exposiciones y me parece que el punto de vista de la mirada sobre la historia es interesante porque observo en la generación social de los discursos una presencia muy pesada de todo este poder de acumulación. Hay un discurso cada vez más empresarial, cada vez más vacío, superficial, conductista que tiende a negar las realidades de otros ámbitos de la sociedad. Por eso mismo, la solidaridad se aplica en diferentes terrenos. Cuando hablaba la Diputada Alberti de ongs, tenemos los ejemplos de un tercer sector, fundaciones en general que se basan en desgravaciones a empresas importantes, eluden los compromisos con la sociedad y realizan tareas que en su gran parte son de fuerte demagogia.

    Si uno va a la historia, recuerdo que Bernard Shaw en 1889 cuando se producen los crímenes de Jack el Destripador, escribe en un diario inglés una nota agradeciendo a Jack el Destripador porque en esos momentos en los medios estaba prohibido hablar de la pobreza. Shaw habla de que en ese momento había en Inglaterra una sobreexposición de las virtudes maravillosas de la empresa privada como hecho único y hablaba de esas fundaciones, actividades que desgravaban, retiraban el dinero que les correspondía a la sociedad para hacer demagogia. Por eso quisiera preguntar si no hay una necesidad de unir las necesidades de comunicación de las organizaciones tipo ongs con enhebrarlas, buscar sortear un espacio de fragmentación que existe y unirlas otra vez a las luchas sociales.

Respuesta:

Alicia Entel - A raíz de tu pregunta y de algo que comentaba con Schmucler, les cuento que yo puse este tema de si es posible la solidaridad intersectorial y como Toto hizo toda una descripción en relación a la solidaridad instrumental y a la esencial, quisiera aclarar con qué ánimo lo hice y creo que de alguna manera responde. Me parece que un grupo clientelístico o mafioso no hay solidaridad, hay una relación de dependencia, vertical, hay una conciencia en deuda. El capo mafia da las órdenes y los demás no son solidarios con él sino que son conciencias en deuda y me parece que son diferentes. Y si esto lo tienen distintas organizaciones, mafiosas o no, con preciosos nombres, es una estructura que tienen estas características. Yo intentaba acercarme más a lo que Schmucler habla como "solidaridad esencial". Y para que exista esta solidaridad hay que entender que formamos parte de un colectivo donde con el reconocimiento de las diferencias, todos somos iguales. Esto a diferencia de las sociedades antiguas, como la griega, romana, que eran esclavista, el cristianismo instaló esto de que "todos somos iguales ante Dios". Desde este lado la solidaridad y de que formamos parte de un colectivo y de que el dolor del otro me duele a mí. Me gusta mucho lo que dice Richard Sennett en el libro Carne y Piedra porque comenta que por ejemplo los distintos ghettos neoyorkinos se toleran entre sí, pero eso no es solidaridad. La mera tolerancia no es solidaridad. Yo soy solidario si me duele como ser humano cuando el otro sufre y me alegro cuando el otro se alegra en el reconocimiento de nuestras diferencias.

     En ese sentido quería hacer esta aclaración. La idea de si las ongs o los partidos pueden hacer un trabajo solidario -por eso aludí a la cuestión de los movimientos- me parece que tienen que partir de esta base porque sino es "ahora como están de modas las ongs, captemos a este sector ". No, creo que el reconocimiento tiene que ser en función de una democracia ampliada. Escuchemos a este otro y sus demandas y cómo los represento desde un partido político: los escucho y hago valer lo que están diciendo.


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