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Nuestra trayectoria como Grupo IFIPRAC_ED a lo largo de doce años de trabajo en docencia e investigación educativa –específicamente en el campo de la formación docente inicial y continua- se ha focalizado en la construcción relacional de la tarea educativa y a partir de ella, en la dimensión socio-política que le es inherente.

Es a partir de revisar nuestras propias producciones en ese sentido, tanto en el marco del Colectivo Argentino de Educador@s como en los espacios de investigación formalizados por la Secretaría de Políticas Universitarias(SPU) –aspectos que en la práctica no son separados, para el grupo- que proponemos, como eje del X ENCUENTRO NACIONAL DEL COLECTIVO ARGENTINO DE EDUCADORES Y EDUCADORAS QUE HACEN INVESTIGACIÓN DESDE SU ESCUELA, a realizarse en Olavarría en el año 2017, “La educación como práctica sociopolítica. Prácticas escolares y no escolares que interpelan el sentido de educar”.

La educación como práctica sociopolítica.

Pensar la educación como una práctica sociopolítica implica haber desnaturalizado ya las bondades ingenuas de la educación para preguntarnos por sus sentidos ocultos, sin atemorizarnos.

¿Qué tiene de política la práctica educativa, en sentido amplio? ¿Qué es lo político de la práctica docente? En nuestro trabajo, la práctica docente es analizada como trabajo y como práctica sociopolítica. Ambas dimensiones del trabajo docente se colocan en tensión en este punto. También se reconocen como tensionadas las posibilidades de pensar las intervenciones educativas considerándolas desde la dimensión política del trabajo docente, frente a las posibilidades reales que se manifiestan en el espacio de juego y negociación concreto de las escuelas y otros ámbitos educativos por fuera de ella. Cuando como educadores comenzamos a percibirnos, no ya como funcionarios o técnicos del sistema social, sino como sujetos activos –un sujeto político capaz de comprender el mundo y actuar en él-es cuando activa la conciencia de lo que está haciendo y nuestra práctica comienza a dejar de ser una práctica rutinaria, repetitiva.

La comprensión de la tarea política del educador se concreta al dar la palabra, al ayudar a comprender las “secretas aventuras del orden” en que vivimos, al dejar el aislamiento y buscar el apoyo de los otros para buscar alternativas, hacerlas públicas y defenderlas, transforma nuestras prácticas educativas mecanizadas en prácticas políticas.

La educación en sentido amplio

Pensamos en la educación como un proceso que ha desbordado al sistema al que la redujo la modernidad. En ese sentido, los cambios en el Estado como regulador de las dinámicas sociales, favorecen la emergencia de otros procesos educativos no necesariamente escolares, de nuevos tiempos y necesidades de los sujetos en relación a la educación permanente y continua. Este hecho ha tenido –y continúa manifestándose de igual modo- implicancias profundas en el entramado social, en las instituciones y en la subjetividad.

Nuevos sentidos para la educación que se gestan en la práctica social

La lectura crítica del entramado social-institucional y las transformaciones político-económicas que han sucedido en los últimos años produce un cambio de perspectiva en la comprensión de los procesos y del ejercicio de la tarea educativa, desde el que se visualiza un campo más amplio de prácticas que no requieren de la escuela como ámbito para su producción. Así fuimos comprendiendo que en la tarea educativa están implicadas acciones diversas además de las conocidas tareas asociadas a la distribución o transmisión del conocimiento (oficial). Contribuir a desarrollar hábitos de sociabilidad, construir redes, incluir, producir demanda por derechos (vulnerados, otorgados pero no reclamados, etc.), cobijar, rescatar, acompañar, son algunas de las acciones comprendidas en el sentido amplio y político de favorecer la inscripción de los sujetos en tramas o redes sociales.

En la articulación del mundo subjetivo de los educadores y el entramado sociopolítico, se está gestando otro sentido para los procesos educativos, en tanto los sentidos de las prácticas se comprenden en el entramado sociopolítico del que forman parte. Reflexionar de manera colectiva sobre ellos no solo contribuirá a mejorar la acción sino que además convertirá en debates políticos los debates educativos.